LA DEPRESIÓN
INTERIOR DE CAMPILLO DE RANAS: RECONSTRUCCIÓN GEOLÓGICA
DEL ENTORNO DE LOS PUEBLOS NEGROS.
Los oriundos de cualquiera de los seis
pueblos negros, conocidos así por el
empleo masivo de la pizarra como elemento constructivo de sus viviendas, denominan
a su terruño La Sierra.
Sin
embargo, llama la atención la proximidad geográfica existente entre estos núcleos de población y el escaso desnivel topográfico
que han de salvar para comunicarse entre unos pueblos y otros. Este hecho
propicia que se encuentre muy extendido entre los más jóvenes y entre aquellos que
se instalaron a vivir procedentes de las ciudades, el referirse coloquialmente
a su entorno cotidiano como El Valle.
Otra
percepción muy distinta es la que tienen los habitantes de aquellos terrenos
más montañosos que se localizan próximos a los pueblos negros. Así por ejemplo, para los de El Cardoso de la Sierra,…aquello es La
Campiña.
Sierra, valle, campiña,…¿Quien tiene
razón?. Pues todos tienen su parte de razón: es sierra ya que pese a tratarse de una depresión del terreno, forma
parte de la estructura tectónica de la Cordillera Central.
Es valle porque el Río Jarama tiene
su salida natural por un costado de dicha depresión y a su vez es campiña ya que en la parte meridional de
la depresión existe un importante paquete de sedimentos de características algo
similares a los de la campiña de Uceda y Puebla de Beleña.
1: Fosa tectónica
de Majaelrayo-Campillo de Ranas (pizarras negras con intercalaciones de
areniscas), 2: Abanico aluvial
(conglomerados de cuarcitas en matriz arcillosa), 3: Bloque levantado de la Sierra del Ocejón (pizarras negras), 4: Línea de escarpes (banda de
cuarcitas).
Hemos de tener en cuenta que el
paisaje que actualmente podemos ver en el entorno de Campillo de Ranas y
Majaelrayo responde a un complejo e intenso ciclo erosivo que a día de hoy es
inapreciable, pero que a escala geológica y en condiciones climatológicas muy
distintas a las actuales, propició un importante proceso de desmantelamiento de
la cordillera montañosa.
Para ello nos tenemos que remontar a
unos 24 millones de años atrás. Durante la Orogenia Alpina
nació una importante cordillera montañosa; el actual Sistema Central. Pero en
realidad esta cordillera emergente lo que hizo fue levantar una serie de
materiales muy antiguos que formaban parte de una cordillera anterior de
proporciones mucho mayores: la Cordillera Hercínica, que había quedado
completamente arrasada por la erosión y se encontraba sumergida bajo las aguas.
Los materiales que formaban parte de
la extinguida Cordillera Hercínica sufrieron un importante proceso de
transformación o metamorfización previo a su levantamiento con la nueva
cordillera. Estos materiales no son otros que las pizarras, esquistos y
cuarcitas que a día de hoy confieren un rasgo de personalidad propio tanto a
los pueblos negros como a toda la
comarca de la Sierra
de Ayllón.
Como hacemos referencia a materiales
antiguos pertenecientes a la era Paleozoica, dichos materiales no fueron
capaces de soportar la presión del empuje que se llegó a ejercer durante el
proceso de levantamiento de la nueva cordillera y terminaron fracturándose. De
este modo los pliegues de la primitiva Cordillera Hercínica, que formaban
estructuras anticlinales y sinclinales, quedaron fracturados en diversos
bloques; levantándose algunos bloques y hundiéndose otros.
Según la opinión de las
investigaciones más recientes, la depresión interior de Campillo de Ranas
tendría su origen precisamente en uno de estos bloques hundidos; una fosa tectónica
de dirección Norte-Sur establecida sobre una antigua estructura plegada
(conocida como Sinclinal de Majaelrayo)
y flanqueada por dos bloques levantados situados a ambos costados: La Sierra del Alto Jarama al Oeste y la Sierra del Ocejón al Este.
1: Bloque levantado
de la Sierra
del Alto Jarama 2: Banda de
cuarcitas (pliegue hercínico fracturado del San Cristóbal) 3: Plataforma de conglomerados
(superficie de pre-raña) 4: Abanico
aluvial (ligera rampa de conglomerados) 5: Vallecillo colgado de El Espinar (curso de agua
abandonado) 6: Primeras rampas
de las laderas de la Sierra
del Ocejón.
A la par del levantamiento de la nueva
Cordillera se iniciaron los procesos de erosión y desgaste de la misma. Como
hemos mencionado anteriormente, nos encontramos en un sector montañoso
compuesto principalmente por diferentes tipos de pizarras y cuarcitas.
La
pizarra es un material muy poco resistente a la erosión y termina
desagregándose en finas láminas. Sin embargo, la cuarcita es un material que
presenta una mayor resistencia a la erosión.
El relieve resultante con este tipo de
litologías es el de una sucesión de bandas longitudinales de dirección
Norte-Sur compuestas por las duras cuarcitas. Se trata de alineaciones muy
escarpadas y suelen presentar restos de los antiguos plegamientos fracturados
(Como en el Cerro San Cristóbal).
Estas
estrechas bandas de cuarcita separan a su vez a otras bandas bastante más
extensas superficialmente y compuestas por las deleznables pizarras; formando estas
últimas parte de los sectores más erosionables como son las laderas de las
montañas o los fondos de valle.
En las montañas que custodian por
ambos flancos a la fosa tectónica de Campillo se aprecia muy bien este tipo de
relieve cuarcítico escarpado (conocido como Relieve Apalachense). Las
superficies culminantes del Pico Ocejón al Este de la fosa y de los picos
de La Tornera, el San Cristóbal o el cresterío de La
Centenera, al Oeste de la misma, están compuestas por
cuarcitas y en tanto que en las laderas que descienden por la cara Oeste de la Sierra del Ocejón y así
como en el propio fondo de la fosa tectónica, la litología es pizarrosa.
1: Relieve
apalachense con la alternancia de abruptos crestones cuarcíticos y laderas
pizarrosas de pronunciadas pendientes, 2:
Plegamiento fracturado del Cerro de San Cristóbal, 3: Transición entre superficie de raña y abanico aluvial.
Los ríos y arroyos que vemos en la
actualidad son muy recientes en el tiempo; de la era cuaternaria.
En
terrenos montañosos en donde se sucede la alternancia de unos materiales más
resistentes con otros de naturaleza más blanda, la red hidrográfica ha ido
encajándose en las propias fracturas del terreno.
De
este modo, los dos ríos presentes en la depresión de Campillo: el Jarama y el Jaramilla,
no llegaron a modificar en demasía el relieve preexistente sino que se
encajaron en una importante falla estructural de dirección Norte-Sur: el eje
estructural Jaramilla-Jarama. Dicha falla marca la separación entre dos
importantes bloques tectónicos: el Anticlinal
de El Cardoso (bloque levantado) y el Sinclinal
de Majaelrayo (bloque hundido).
El Jaramilla y el Jarama no discurren por
lo tanto por el fondo del valle en donde se sitúan los pueblos de la arquitectura negra, sino que hacen lo
propio por el límite occidental de la fosa tectónica, encajados en una profunda
y agreste hoz: la estrecha banda logitudinal Norte-Sur de roca cuarcítica que delimita
ambos bloques tectónicos.
Los habitantes de los pueblos negros, viven por así decirlo en
una especie de valle colgado; a los pies de la Sierra del Ocejón pero 200 metros por encima de
la hoz por donde discurren los ríos Jaramilla y Jarama.
Los arroyos que descienden por la
ladera occidental de la Sierra del Ocejón:
La Matilla,
El Soto y El Corvejón, atraviesan dicho valle colgado en donde se sitúan
los pueblos en dirección Oeste, para confluir en las aguas de los ríos Jaramilla
y Jarama.
El Arroyo
de La Matilla
al norte de Majaelrayo, cumple perfectamente con esta premisa; recogiendo las
aguas de diversos arroyos que bajan de la montaña para confluir con el Jaramilla
entre los cerros del Reajo de las Yeguas
y el Cabeza de Ranas. Este último cerro, situado al pie de Campillo de
Ranas, es en realidad un pequeño relieve residual perteneciente
al bloque levantado del Anticlinal de El Cardoso.
1: Relieve residual
del Cabeza de Ranas, 1493 m.
(curiosamente perteneciente al bloque levantado del Anticlinal de El Cardoso,
pese a localizarse en la orilla contraria de la Hoz del Jaramilla y encontrarse más próximo al
bloque de la Sierra
del Ocejón), 2: Parte culminante
del depósito aluvial de conglomerados entre El Espinar y Roblelacasa
(superficie de pre-raña).
Sin embargo, los Arroyos del Soto y
El Corvejón, a diferencia del de La Matilla no buscan
directamente las aguas del Jarama para desaguar sino que realizan una extraña
curva o cambio de dirección. Tras recoger las aguas de diversos arroyos menores
que descienden por las laderas del Ocejón,
en lugar de continuar hacia el Oeste
en busca del Jarama, giran bruscamente hacia el Sur para evitar un importante
paquete sedimentario que les interrumpe el paso. Dicho paquete sedimentario forma una especie de “costra” de
conglomerados muy duros que recubren la parte meridional de la fosa tectónica;
justo al Sur del pueblo de Campillo de Ranas.
¿Pero como ha llegado hasta aquí esta
potente paquete sedimentario de hasta 130 metros de espesor,
depositado justo encima de las pizarras negras y que obligó incluso a los
arroyos a cambiar de dirección al no poder erosionarlo?.
La disposición de este material sedimentario
es horizontal y de aspecto muy compacto; casi inalterable a la erosión y forma
una especie de plataforma culminante situada ligeramente por encima de los
pueblos de Roblelacasa y El Espinar (en torno a los 1100 metros de altitud).
Está compuesto por un conglomerado a
base de cantos rodados de cuarcita y en menor medida de cuarzos y pizarras,
envueltos en una matriz arcillosa de un intenso color rojizo.
Para entender el origen de esta
superficie un tanto ajena al ambiente pizarroso y marcadamente estructural en
el que nos encontramos, hemos de retroceder en el tiempo entre 2 y 3 millones
de años. Por aquel entonces todavía no existían los actuales ríos y el clima
era semiárido o semidesértico.
Un
clima marcado por la alternancia de largos períodos sin precipitaciones con
otros de fuertes lluvias torrenciales (similares a la gota fría de la costa
levantina).
Los
importantes desniveles existentes y la escasez de vegetación propiciaron un intenso
lavado de los suelos. Toneladas de material, con rocas de hasta un metro de
diámetro, eran arrastradas por las laderas cada vez que se producían estos
episodios de fuertes lluvias torrenciales.
Las
montañas fueron literalmente descarnadas y todo este material arrastrado se iba
depositando lentamente en el fondo de la depresión formando una dura costra de
cantos rodados. Cantos rodados similares a los del lecho de un río actual.
El resultado actual son unas llanuras
arcillosas ligeramente inclinadas y situadas al piedemonte de las montañas; una
especie de plataformas sobreelevadas muy pedregosas y que la red hídrica tuvo
que sortear dejándolas aisladas.
Depósito aluvial de conglomerados (cuarcitas
y en menor medida cuarzos y pizarras envueltas en matriz arcillosa). Se aprecia
muy bien el aspecto caótico que presentan los cantos rodados y la disparidad de
tamaños de los mismos.
En el entorno de los pueblos negros se reconocen tres
pequeñas plataformas residuales de conglomerados: entre Roblelacasa y El
Espinar (Jaralón-Las Moratillas), en la margen izquierda del Embalse de El Vado
(Loma Rubia) y un diminuto afloramiento en La Vereda. Estas plataformas
presentan una ligera inclinación de Oeste a Este, lo cual nos está indicando
que el material arrastrado por la escorrentía procede del bloque levantado situado
a occidente: anticlinal de las sierras de El Cardoso y Alto Jarama.
Como hemos mencionado anteriormente,
todavía no se habían encajado los ríos y curiosamente a día de hoy, estos
depósitos de erosión se encuentran separados de sus montañas de origen por la
hoz del Río Jarama; cuando realmente se encuentran más próximos a las laderas
del Ocejón. Pero el material no procede precisamente de allí.
De hecho, por donde discurre la
carretera de Campillejo a Campillo de Ranas hay un pequeño valle sin arroyo
ninguno, de forma estrecha y alargada y que separa la superficie de conglomerados
de la propia ladera de la
Sierra del Ocejón. Se trata de un curso de agua abandonado;
un vallecito colgado entre los arroyos del Soto y El Corvejón.
Si nos situamos en La Era del pueblo de El Espinar y
miramos hacia el Ocejón, tenemos a nuestras espaldas el depósito de conglomerados
con una superficie culminante casi plana. A continuación una ligera rampa arcillosa
de coluviones en donde se sitúa el pueblo. A posteriori el vallecito colgado
sin curso de agua por donde discurre la carretera hacia Campillo y al otro lado
de la misma, comienzan ya las rampas de pizarras negras que ascienden a la Sierra del Ocejón.
Las plataformas de conglomerados son frecuentes
en el piedemonte de aquellas montañas que poseen litologías a base de pizarras y cuarcitas. Así por ejemplo las
podemos encontrar en: la vertiente septentrional de la Sierra de Ayllón (Riaza y Madriguera),
la vertiente meridional de la
Sierra del Alto Rey (Hiendelaencina), la vertiente meridional
de la Sierra
del Alto Jarama (Uceda y Puebla de
Beleña), pero también en Sierra Morena, los Montes de Toledo,…
Reciben el nombre de rañas; topónimo
extremeño que es empleado para definir a esta formación tan característica del
piedemonte de las montañas de relieve apalachense del centro Peninsular.
No obstante, las superficies de raña
del entorno de Campillo de Ranas y Hiendelaencia, plantean cierta problemática
en su definición. En un principio no se dudaba en adscribirlos a este tipo de
depósitos. En revisiones posteriores se dejaron de considerar como depósitos de
raña. Sin embargo recientemente, en el Mapa Geológico editado por el Instituto
Geológico y Minero, se reconoce la presencia de… “pequeños retazos de raña de
escasa representación”.
¿En donde estriba pues la diferencia
entre las pequeñas superficies de raña de la depresión de Campillo y los
extensos depósitos de raña de Uceda y Puebla de Beleña?. La diferencia hemos de
buscarla en la propia composición del conglomerado: el sedimento de las rañas
de Campillo presenta un aspecto caótico y nada organizado de los depósitos;
alternándose aleatoriamente cantos rodados de tamaños grandes, medianos y
pequeños.
En
las rañas de Uceda y Puebla de Beleña ocurre justo lo contrario; los cantos
cuarcíticos presentan todos un tamaño similar y una disposición más ordenada.
Por así decirlo, los depósitos de raña
de los pueblos negros no llegaron a finalizar
totalmente su proceso de acumulación de material. El desmantelamiento erosivo
de las montañas y su posterior acumulación, quedaron interrumpidos en un
episodio intermedio o de transición entre la formación de abanicos aluviales y su
culminación como depósitos de raña.
Paisajísticamente, las superficies de
erosión próximas a Campillo de Ranas, son rañas y tanto en su morfología como
en la composición de su material son prácticamente rañas, pero existe una
diferenciación entre estos depósitos y los considerados como prototípicos de raña.
Algunos autores no definen de ninguna manera clara y concisa a estas complejas
superficies, mientras que otros si han reconocido su proximidad a los depósitos
de raña. ¿Las podríamos denominar como “pre-rañas”?.
1: Falla
de Berzosa
(separación entre los granitos de la
Sierra de Guadarrama y las pizarras de la Sierra de Ayllón), 2: Banda
de plegamientos cuarcíticos (La Pedrosa-Riscos del Coso-Pico del Águila-Cabeza de
Cabida-San Cristóbal)
3: Eje
estructural (encajamiento
de los ríos Jaramilla y Jarama), 4: Banda
de plegamientos cuarcíticos (Sierra del Ocejón-Loma Piquerinas-Navaluenga-Alto
de las Mesas), 5: Depósitos de
conglomerados o pre-raña (superficies de erosión en fase formación de
depósitos de raña), 6: Vallejo colgado de El Espinar
(arroyo abandonado), 7: Relieve residual
del Cabeza de Ranas.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
A: Anticlinal de El Cardoso-Alto Jarama (bloque levantado), B: Sinclinal de Majaelrayo (fosa
tectónica), C: Anticlinal del Ocejón (bloque
levantado).
CONCEPTOS
CLAVE:
-Paleozoico.
-Cordillera
Hercínica.
-Materiales
metamórficos.
-Plegamientos.
-Estructura
anticlinal y sinclinal.
-Orogenia
Alpina.
-Fosa
tectónica.
-Relieve
apalachense.
-Falla
estructural.
-Depósitos
de raña.
-Abanicos
aluviales.