domingo, 25 de mayo de 2014

LOS ÚLTIMOS NEVEROS DE LAS ALTAS CUMBRES


Aún en la primera mitad de la década de los años 80 existían en las más altas cumbres de la Sierra de Ayllón las nieves perpetuas. Recuerdos imborrables de mi infancia son aquellos dos neveros en las inmediaciones del Pico de la Buitrera o aquellos otros tres del Pico del Lobo (dos en las fuentes del Berbellido y otro sobre La Pinilla). Se trataba de manchas puntuales de nieve de un espesor lo suficientemente importante como para conseguir sobrevivir todo el verano hasta volver a alimentarse de nuevo con las nevadas del comienzo del otoño.

            Y si nos remontamos un poco más en el tiempo, a la década de los años 60 y anteriores, te cuentan los mayores de Cantalojas que en aquellos tiempos cuando se trillaba en agosto se veían desde el propio pueblo, algunas grandes manchas de nieve en las cumbres de La Sierra.

            En estos últimos treinta años, la inexorable disminución de las precipitaciones unido a un incremento de las temperaturas medias (especialmente durante los meses estivales), han propiciado la desaparición de los últimos neveros perpetuos tanto de la Sierra de Ayllón como de otras sierras circundantes: Guadarrama, Demanda, Urbión,…
Así en la actualidad, en torno al 15 o 20 de julio, terminan por derretirse los últimos ventisqueros del Pico del Lobo. Aunque esta circunstancia fluctúa considerablemente de unos años a otros según haya sido el volumen de precipitaciones en forma de nieve a lo largo del invierno y según sean de altas las temperaturas durante los meses de mayo y junio. Así por ejemplo, el pasado año 2013 la última mancha de nieve desapareció el 15 de agosto y otros años sin embargo este hecho se produce en torno al 20 de junio.

            Si algo caracteriza a los neveros o ventisqueros es que pese a desparecer en verano, todos los años se forman en los mismos lugares y lo único que varía anualmente son sus metros de espesor, en función de cómo hemos comentado anteriormente, el volumen de las nevadas invernales y de lo elevadas que sean las temperaturas en el último tramo de la  primavera.
Es como si tuvieran vida propia y perfectamente podríamos cartografiarlos y medirlos anualmente. De hecho, algunos de ellos incluso tienen nombre propio.


Ventisquero inferior del Pico del Lobo; uno de los dos últimos en derretirse. Situado a 2.080 metros de altitud, a primeros de julio todavía puede llegar a contar con casi dos metros de espesor de hielo. La lenta fusión de este nevero alimenta una valiosa turbera que se ubica justo en su parte inferior.



Los neveros o ventisqueros son aquellos lugares de las cumbres de las montañas en donde año tras año se acumulan los mayores espesores de nieve y suelen coincidir con las cornisas de los circos y nichos glaciares. No es nieve propiamente dicha, sino nieve de nevé; es decir un estadio intermedio en la formación del hielo y por lo tanto posee una mayor dureza que la nieve al encontrarse mucho más compacta, fruto de la continua acumulación de nieve (ver entrada del blog de enero de 2014).
Los neveros por lo general tienen forma estrecha y alargada y suelen estar adosados a las paredes verticales de los circos y nichos glaciares. Presentan unos espesores de hielo muy variables, aunque por lo general su espesor medio es de dos a tres metros. Una pronunciada grieta, también llamada rimaya,  separa a los neveros de los escarpes de roca adyacentes.

Si existe un nombre apropiado para designar a los neveros es precisamente el de ventisqueros ya que su origen se debe a la importante acumulación de nieve que tiene lugar  a sotavento de los más elevados cordales montañosos. El viento predominante del Noroeste barre la nieve recién caída y la acumula principalmente en la parte superior o cornisas de los circos glaciares situados en la cara Este de las montañas. De hecho la mayor parte de los circos y nichos glaciares de la Sierra de Ayllón presentan orientaciones Este o Sureste.

Cuando en verano la nieve desaparece por completo de las montañas aun así podremos saber perfectamente donde se encontraban los neveros. El color más claro de la tierra e incluso de las propias rocas y la escasa presencia de vegetación nos delatan donde se han estado acumulando los mayores espesores de nieve.

No obstante, un ventisquero crea su propio nicho ecológico y si bien es cierto que en la parte superior de los neveros la vegetación es escasa, no ocurre lo mismo en la base o parte inferior de los mismos. El hielo se va derritiendo poco a poco y siempre desde la parte inferior del ventisquero. En este punto, la tierra se encuentra muy empapada y además el propio nevero ha estado protegiendo al suelo durante largos meses de las inclemencias meteorológicas de la alta montaña: frios intensos, fuerte viento, elevada insolación,… Cuando se derrite un ventisquero, en la parte inferior del mismo se produce una muy rica y variada floración de especies propias de la alta montaña. Se trata de flores muy llamativas y de gran tamaño; auténticas especialistas de la alta montaña tales como la Gentiana lutea, el Senecio pyrenaicus, el Doronicum carpetanum, el Polygonum alpinum…

Destacada floración tras la fusión de uno de los principales neveros de la Sierra Cebollera. Situado en la base del cortado de un nicho glaciar, en la foto podemos apreciar especies de flora típicas de la alta montaña tales como: Gentiana lutea, Cryptogramma crispa o los endemismos Digitalis purpurea (subespecie carpetana) y Senecio pyrenaicus (subespecie carpetanus).



Otra faceta destacada de los neveros fue su aprovechamiento económico en aquellos tiempos en los cuales todavía no existían frigoríficos en las viviendas. En la vecina Sierra de Guadarrama, dada la gran proximidad a la  urbe de Madrid, se trazaban caminos carreteros hasta la base de los neveros y se construían cercados de piedra rodeándolos para retrasar su fusión. El hielo era transportado en carros hasta la ciudad y estos ilustres neveros cuentan incluso con nombre y apellidos: el Ventisquero de la Condesa, el Ventisquero del Algodón,…


Los neveros de la Sierra de Ayllón los podemos encontrar en los tres macizos de cumbres donde se superan los 2.000 metros de altitud y la inmensa mayoría de los mismos se localizan en la cara Este de las montañas. Hay muchos neveros pero los más destacados son:

En la Sierra Ocejón, la última mancha en fusionarse es la del Nevero de Peñas Verdes, situado en el Cerro del Campo y dada la orientación meridional de la Sierra del Ocejón se suele derretir hacia el 15 de mayo.

 En la Sierra de Tejera Negra destacan el Ventisquero del Pico del Granero, que suele derretirse hacia el 1 de junio y tres ventisqueros que hay en las inmediaciones del Pico de La Buitrera (el Alto Cervunalillo) y que suelen permanecer hasta el 15 junio. Dos de ellos incluso eran neveros perpetuos en los años 80, como pude constatar personalmente en varias ocasiones; con espesores de hasta 2 metros a finales del mes de julio.

En el Macizo del Lobo dada su mayor altitud, es en donde hay mas neveros e igualmente son los últimos en fusionarse. Hacia el 1 de julio se derriten los dos últimos neveros del Cerrón. Aproximadamente por esas fechas se derriten también los tres ventisqueros principales del circo de Las Peñuelas, los cuatro de los circos glaciares de la Sierra Cebollera, los tres de La Buitrera de los Lobos y el del circo del Cervunal. Hasta el 10 julio suele aguantar el último ventisquero del Circo Glaciar de Cerezo, sobre La Pinilla (este igualmente era un nevero perpetuo) y hasta el 20 de julio suelen hacer lo propio los dos ventisqueros principales del Pico del Lobo. Estos son los 2 últimos en derretirse y todavía a primeros de julio se les puede ver a kilómetros de distancia (por ejemplo desde Albendiego o algunos años incluso desde Humanes). Los ventisqueros superior e inferior del Lobo son los de mayor tamaño de toda la comarca e igualmente antaño eran neveros perpetuos. Son los únicos que poseen ya una entidad similar a la de los neveros de Peñalara, la Cuerda Larga o el Pico Urbión y uno de ellos incluso aporta agua de fusión a una turbera situada en su base.




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