La Fundación Amigos de las Abejas
posee un total de 6 colmenares de polinización, todos ellos situados en la
Provincia de Guadalajara, entre las comarcas naturales de la Sierra de Ayllón (cinco
colmenares) y el Alto Tajo (un colmenar).
Sierra
de Ayllón:
-Peña del Guijo (Hayedo de Tejera Negra /
Cantalojas): 20 colmenas Layens
-Ermita de San Pedro (Valle de Sonsaz /
Cantalojas): 20 colmenas Layens
-Arroyo de la Angostura (Valverde de los
Arroyos): 6 colmenas Perfección
-Solana del Bacho (Campillo de Ranas): 6
colmenas Perfección
-Monte de Jócar (Arbancón): 20
colmenas Layens
Alto
Tajo:
-Pinar de Selas (Selas): 20
colmenas Layens
SIERRA
DE AYLLÓN:
Los dos colmenares situados
en Cantalojas (Tejera Negra y Valle de Sonsaz) se encuentran en lugares de
orografía montañosa, muy apartados, con duros inviernos y de difícil acceso. Su
finalidad es la de polinizar áreas forestales remotas en donde ya no quedan
abejas silvestres para polinizar estos bosques y en donde tampoco existen
colmenas de apicultores dada la larga distancia que es preciso recorrer desde
los núcleos habitados más cercanos.
El colmenar de Tejera Negra se localiza en una pradera
ligeramente elevada sobre el cauce del Río
Zarzas, rozando los 1.600 metros de altitud y rodeada de montañas cuyos
picos superan los 1.900 e incluso alcanzan los 2.000 metros de altitud. El Valle del Zarzas es un valle en “V”
típico de montaña, encajado sobre pizarras negras del silúrico. El relieve es
muy abrupto con cresterías rocosas que a menudo culminan en escarpados
cuchillares.
Su climatología, propia de
ámbitos de alta montaña, destaca por sus rigurosos inviernos con fuertes
heladas (-2ºC de temperatura media en el mes de enero) y por sus veranos cortos
y frescos (15ºC de temperatura media en el mes de julio). Sus precipitaciones
se sitúan en torno a los 1.050 milímetros anuales, con frecuentes nevadas
invernales, abundantes lluvias durante la primavera y el otoño y nieblas de
relieve en verano que mitigan los efectos de una corta sequía estival.
La vegetación dominante son
los hayedos (Fagus sylvatica) en las
laderas de umbría junto con enclaves relictos de tejos, acebos, serbales,
álamos temblones,… y los robledales (Quercus
pyrenaica y Quercus petraea) en
las laderas de solana. En las cumbres montañosas dominan los matorrales de alta
montaña de la asociación
brezal-arandanera. La formación
del bosque de ribera está compuesta por abedulares (Betula pubescens). Fruto de las explotaciones forestales del
pasado, son frecuentes los matorrales de brezo (Erica australis, Erica arborea y Calluna vulgaris), retama (Cytisus scoparius y Genista florida) y piorno (Adenocarpus
hispanicus). Existen también pinares de repoblación de Pinus sylvestris.
Tejera Negra es un macizo
montañoso muy apartado, de difícil acceso y con una climatología muy adversa,
lo que propicia que no sea aprovechado ni por los apicultores locales ni por
los trashumantes. Antaño, en los troncos huecos de los ejemplares centenarios
de hayas y robles había enjambres de abejas silvestres que, a falta de las
colmenas de los apicultores, cumplían la importantísima misión de polinizar
estos bosques y matorrales de montaña. Pero desde la aparición de la Varroa
estos enjambres silvestres han terminado por desaparecer, existiendo un déficit
de polinizadores en áreas de montaña remotas como la que nos ocupa.
(*) Una
anécdota: los pastores y ganaderos que en verano llevaban a pastar sus reses a
los prados de montaña de Tejera Negra se aprovisionaban debidamente de miel.
Cogían estiércol de vaca seco, le prendían fuego y lo arrojaban en el interior
de los troncos huecos de los árboles centenarios donde había enjambres de
abejas. Las abejas se quedaban aturdidas por la presencia del humo, momento en
el cual los pastores aprovechaban para introducían el brazo, previamente
envuelto en una camisa, en el interior de la oquedad del árbol para robarle la
miel a las abejas.
El colmenar de polinización
que la Fundación Amigos de las Abejas posee en Tejera Negra cumple una gran
labor ecológica al contribuir al mantenimiento de la biodiversidad de los ecosistemas
de flora de montaña: hayedos, robledales, praderas de cervunal, matorral y
pastizal de alta montaña,…ecosistemas de una gran riqueza biológica a la par que
de una gran fragilidad frente a agentes externos: sobreexplotación del medio,
incendios, los efectos que a corto-medio plazo puede producir el cambio
climático,…en definitiva, la pérdida de biodiversidad.
Una segunda labor de
polinización más específica que cumple el único colmenar de montaña presente en
el interior del Macizo de Tejera Negra, es la de colaborar en la recuperación
de la cubierta vegetal original tras el incendio sufrido por los pinares de
repoblación de la cabecera del Valle del
Zarzas. Un denso brezal-retamar cubre en la actualidad la ladera de solana
donde antaño hubo un pinar de repoblación que quedó calcinado tras un incendio
forestal sufrido hace ya más de dos décadas. Entre el tupido matorral, despuntan
jóvenes ejemplares de hayas, robles, abedules, serbales de cazadores,…Pero la
labor de recuperación del bosque autóctono está siendo muy lenta en esta ladera
y una de las medidas para acelerar los procesos de recuperación de la cubierta
vegetal original ha sido la de instalar el colmenar de polinización propiedad
de la Fundación Amigos de las Abejas.
El colmenar del Valle de Sonsaz se localiza en una
pradera de solana a unos 1.650 metros de altitud, en la cabecera del valle y en
las inmediaciones de las fuentes que dan origen al Río Sonsaz. El relieve es alomado, con cerros pizarrosos que
superan los 1.800 metros de altitud. Al igual que el colmenar anterior, es un
lugar apartado, de climatología adversa, de difícil acceso y en donde tampoco
hay colmenas de apicultores que puedan colaborar en las tareas de polinización.
Las condiciones
climatológicas son similares a las del colmenar de Tejera Negra, es decir un
clima frío y húmedo de montaña con frecuentes nevadas en invierno y un período
de heladas seguras durante diez meses al año.
El robledal (Quercus pyrenaica y Quercus petraea) era el bosque original en el Valle de Sonsaz,
junto con reductos de especies de flora atlántica: tejedas, acebedas,
abedulares y probablemente algún rodal de hayas. Pero el relieve alomado de la
cabecera de este valle, con la ausencia de profundos barrancos o escarpes
verticales, unido a los frescos y húmedos veranos que se registran, provocaron
la desaparición de este bosque original para la obtención de pastizal de
montaña. Pastos de verano donde acudían miles de cabezas de ganado ovino y
también de vacuno procedentes del Sur en busca de pastos frescos y tiernos.
En la década de los 50 del
pasado siglo ya no se practicaba la trashumancia y el antiguo ICONA repobló de
pinos silvestres (Pinus sylvestris)
toda la cabecera del valle. Con la desaparición de la ganadería, los matorrales
de brezo (Erica arborea y Erica australis),
jara estepa (Cistus laurifolius) y retama de escoba (Cytisus scoparius) volvieron a recuperar rápidamente los terrenos
que antaño eran pastizal.
(*) Nota: la huella
trashumante todavía está presente en la cabecera del Valle del Sonsaz. Se
conservan las ruinas de una antigua venta para viajeros, La Venta de la Vieja, al igual que las ruinas de dos ermitas, San Pedro y Santa Ana, donde practicaban el culto religioso los pastores
trashumantes y las ruinas de numerosos “chozos”
y “casillas” de pastores donde se
refugiaban o pernoctaban durante su estancia estival. Por el valle cruzaba un
cordel de la Cañada Real y en la toponimia local aparecen nombres ligados a la
gandería: Collado de La Mesta, Collado de
las Tijerillas, Los Casarejos, Reajo de las Yeguas,…
El colmenar que la Fundación
Amigos de las Abejas posee en la cabecera del Valle del Sonsaz cumple el papel
de colmenar de polinización de un área remota de montaña en donde hay déficit
de insectos polinizadores y en donde tampoco hay colmenares de apicultores
locales ni transhumantes. Pero hasta hace pocos años este colmenar de Sonsaz
era conocido como el “Colmenar 00” y se instaló precisamente en un
lugar tan apartado con la finalidad de experimentar la incidencia de la Varroa
en unas colmenas libres de tratamiento veterinario alguno, en un lugar libre de
contaminación y libre de pesticidas. Las muestras de Varroa eran recogidas
anualmente y analizadas en laboratorio como parte un ensayo para conocer la
resistencia de la misma y los posibles medios para su erradicación.
El colmenar de Valverde de los Arroyos se encuentra en
las faldas del Pico Ocejón (2.049
metros), al pie de un pequeño escarpe en la ladera del Arroyo de la Angostura.
El clima del lugar donde se localiza este colmenar es mucho más benigno que el
de los colmenares de montaña situados algo más al Norte, en Cantalojas.
Valverde de los Arroyos se
asienta sobre un terreno cuarcítico de relieve típicamente “apalachense”, con una sucesión de antiguos plegamientos
francturados, agudos cresteríos y laderas pedregosas de fuerte pendiente.
Es un terreno dominado por
el brezal (Erica australis, Erica arborea
y Calluna vulgaris) – cantuesar (Lavandula
stoechas). Antaño era un terreno ocupado por el robledal o melojar húmedo
de Quercus pyrenaica con la presencia
de enclaves con especies de óptimo eurosiberiano: álamo temblón (Populus tremula), serbal de cazadores (Sorbus aucuparia), acebo (Ilex aquifolium),…pero las quemas para
la obtención de pastos terminaron por esquilmar prácticamente estos bosques.
En las últimas décadas, el
bosque de robles autóctono se ha recuperando de manera sorprendente en el fondo
del valle donde se asienta el colmenar. A ello ha contribuido la emigración a las ciudades,
el abandono de las actividades
Colmenar de polinización del Valle del Zarzas (Tejera Negra) durante la época de la floración |
tradicionales y las propias
condiciones microclimáticas de Valverde de los Arroyos, con inviernos y veranos
suaves y abundantes precipitaciones durante la primavera y el otoño. Junto a
los robles, podemos ver magníficos ejemplares de álamos y jóvenes pies de castaño
(especie introducida en época relativamente reciente pero que se ha
asilvestrado en el bosque de su entorno).
La apicultura tradicional
siempre ha estado muy arraigada en Valverde de los Arroyos gracias a su clima
benigno y a la abundancia de plantas melíferas, existiendo numerosos
apicultores locales y habiéndose celebrado por parte de la Fundación Amigos de
las Abejas cursillos de apicultura en la localidad.
El colmenar de polinización
de Valverde está aportando su granito de arena a la regeneración del bosque
autóctono tras siglos de sobreexplotación del medio, pero a su vez este
colmenar cumple una misión educativa ya que forma parte del proyecto de
apiturismo conocido como “Rutas de Flora
y Miel”.
(*) Nota: la Fundación Amigos
de las Abejas en colaboración con la asociación Viajando por los Pueblos Negros ha diseñado y señalizado un sendero
de apiturismo en Valverde de los Arroyos con el fin de divulgar y concienciar a
la población acerca del importante papel que juegan la abeja melífera y la
apicultura en la polinización y el mantenimiento de los ecosistemas.
El colmenar de Campillo de Ranas se localiza en la ladera
de solana contigua a una dehesa del pueblo. La topografía del entorno es
relativamente llana con pequeños barrancos pizarrosos que delimitan superficies
de erosión compuestas por cantos rodados.
Sus condiciones
climatológicas son diferentes a las de la vertiente septentrional de la
comarca, con una menor presencia de nieve en invierno, veranos más calurosos y
un nivel de precipitaciones algo menor.
Su vegetación climax es el
melojar de Quercus pyrenaica si bien
el robledal original ha quedado reducido a pequeñas manifestaciones aisladas de
monte bajo o a dehesas con ejemplares dispersos de robles trasmochados,
dominando en el paisaje actual el matorral de sustitución compuesto por jarales
de Cistus ladanifer (jara pringosa).
Las quemas para la obtención
de pastos, el carboneo, una agricultura cerealista de subsistencia y el
sobrepastoreo fruto de una importante carga ganadera, produjeron una paulatina
pérdida de suelos que en la actualidad, pese al cese de la mayor parte de las
actividades tradicionales, se traduce en una inapreciable recuperación de la
cubierta forestal original.
Colmenar de Valverde de los Arroyos al abrigo de un escarpe de cuarcitas |
Es terreno de una gran
tradición apícola, tanto en la actualidad como en el pasado y así lo demuestra
la destacada presencia de antiguos colmenares con colmenas de tronco e incluso la
presencia de un “cortín”, de los
tiempos en los que hubo osos por estos parajes.
Al igual que en el caso del
colmenar de polinización anterior, el colmenar de Campillo de Ranas no solo
colabora en el mantenimiento de los ecosistemas naturales a través de la
polinización sino que también posee una función divulgativa al formar parte de
otro de los recorridos de apiturismo interpretativos conocidos como “Rutas de Flora y Miel”.
El colmenar del Monte de Jócar se encuentra en la vertiente Sur de la Sierra de Ayllón, en
el contacto entre los materiales siliceos de la sierra, una orla de calizas que
rodea a la misma y las tierras arcillosas de superficies llanas o rañas que preceden al Valle del Henares.
Su climatología también es la propia de un terreno de transición entre la
montaña y la llanura, poseyendo características de ambos; inviernos algo más
fríos que en el llano y veranos algo más calurosos que en la sierra. El total
de precipitaciones también es ligeramente superior al del Valle del Henares
pero inferior al que se registra en la Sierra de Ayllón.
La variedad litológica nos
aporta a su vez variedad en el tapiz vegetal. En el sector pizarroso de la
sierra, la vegetación potencial es la del melojar (Quercus pyrenaica) y el encinar (Quercus rotundifolia) en las solanas y fondos de barrancos. Las
quemas para la obtención de pastos y el carboneo esquilmaron el robledal dando
paso a un matorral de sustitución donde son dominantes la jara pringosa (Cistus ladanifer) y los enebros (Juniperus
communis y Juniperus oxycedrus). En
el período de reforestaciones llevado a cabo por el ICONA durante la segunda
mitad del siglo XX estos montes fueron repoblados con pino resinero (Pinus pinaster).
En la orla de calizas, la
vegetación potencial es la del sabinar albar (Juniperus thurifera) con
la presencia de encinas y enebros como principales especies acompañantes y el
cantuesar-tomillar como etapa final de sustitución. Un incendio forestal
acaecido recientemente, destruyó en parte la mejor representación de sabinar
albar del Monte de Jócar. La labor de polinización que ejercen las abejas de
este colmenar sin duda que aumenta su valor como “restauradoras del monte” tras
dicho incendio.
En las superficies
arcillosas de raña, la vegetación potencial es la del quejigar (Quercus faginea). Las partes llanas
culminantes se encuentran cultivadas por cereal de secano, mientras que las
laderas están pobladas por monte bajo de quejigar y matorrales de jara pringosa
y enebros como su etapa de sustitución. El quejigar fue en tiempos carboneado y
presenta un aspecto achaparrado. Los bordes de las superficies de raña
presentan llamativas y profundas cárcavas que nos hablan de episodios pasados
de sobreexlotación del quejigar.
"Ruta de Flora y Miel" en Valverde de los Arroyos y colmenas de tronco recuperadas para este sendero por su valor etnográfico |
ALTO
TAJO:
El colmenar del Pinar de Selas se ubica en terrenos de
roca arenisca y conglomerados. Su clima es marcadamente continental con
inviernos largos y fríos y veranos cortos y frescos, rondando el total de sus
precipitaciones los 600 milímetros anuales.
El melojar (Quercus pyrenaica) en las vaguadas
húmedas, el quejigar (Quercus faginea)
en los suelos arenosos y mejor desarrollados y el pinar resinero o “rodeno” (Pinus pinaster) en los terrenos más rocosos y de mayor pedregosidad
son su vegetación climax, destacando entre los matorrales de sustitución la
jara estepa (Cistus laurifolius), la
lavatera (Lavatera oblongifolia), el
enebro (Juniperus communis) o en las
vaguadas más húmedas el brezo blanco (Erica
arborea).
La comarca donde se
encuentra el colmenar de Selas experimentó un importante desarrollo de la
industria resinera con la creación de fábricas para la transformación de la
resina en Mazarete y Anquela del Ducado.
Ello supuso el favorecimiento del pinar resinero para la extracción de la
resina en detrimento del melojar y el quejigar, transformando prácticamente toda
la Sierra del Ducado en un extenso pinar resinero monoespecífico.
Las masas boscosas de pinar
monoespecífico son propensas a sufrir grandes incendios y en el año 2005 un devastador
incendio se llevó por delante 13.000 Hectáreas de pinar y 11 vidas humanas.
Poco más de una década después de aquella tragedia la vegetación autóctona
continúa con el lento proceso de regenerado del monte. Todavía no es un bosque
como antes, sino un terreno cubierto por matorral donde despuntan ejemplares
dispersos de melojos, quejigos y pinos resineros que con el tiempo terminarán
por formar un bosque mixto, alejado de aquel pinar monoespecífico de antaño.
El colmenar de
polinización que la Fundación Amigos de las Abejas posee en el Pinar de Selas forma
parte del proyecto de medidas encaminadas a la recuperación de la vegetación
natural tras el gran incendio del año 2005. Una pequeña labor de polinización
para un territorio a recuperar demasiado grande pero sin duda una gran labor no
exenta de setimentalis
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