lunes, 16 de diciembre de 2013

UN SENTIMIENTO DE VIDA EN LIBERTAD:


Es un típico amanecer otoñal junto al gran río de la meseta. Vengo de alimentarme de uvas en unos viñedos cercanos y ahora me dirijo hacia mi refugio.
No ha sido una buena noche y pese al amparo de la densa niebla, no he conseguido capturar ninguna presa.
Mi escondite es un agujero en una duna arenosa situada en mitad de una extensa foresta de pino piñonero.

Ahí están de nuevo esos dos seres extraños. Me vigilan constantemente y se creen que no les veo, pero realmente están muy mal escondidos.
Se han construido una choza de ramas con vistas a mi agujero y se pasan largas horas observando mis movimientos.
Parecen inofensivos, a pesar de que hace dos lunas me capturaron para ponerme un collar.

Pero ellos son los que menos me preocupan. Aquí hay bastante alimento es cierto, pero se organizan demasiadas batidas y a menudo me siento acorralada. A todo esto, todavía no me he presentado: me llamo Lupina y me gano la vida sobreviviendo en un mundo hostil y en donde se nos acorrala y se nos persigue constantemente.
Ahora tengo compañero y sentimos la llamada del gran misterio de la vida para fundar una familia.
No nos importa recorrer grandes distancias en busca de alimento y hacemos incursiones nocturnas por diversos territorios en busca de presas.

Últimamente frecuentamos un territorio montañoso situado al Sur. Es un terreno quebrado y pizarroso y en él abunda la caza.
Y tras muchas exploraciones, finalmente hemos decidido construirnos un nuevo refugio en esta agreste y apartada sierra.

Por fin he dado a luz; tres vástagos hambrientos a los que alimentar. Los inviernos son muy rigurosos aquí y la nieve cubre con su manto blanco todas estas montañas.
Por fortuna, hay mucho corzo del que alimentarse, y también jabalí.

Nuestro nuevo agujero se encuentra en un apartado y sombrío barranco, dentro un pinar silvestre poco aclarado. El estrato arbóreo más bajo está compuesto por melojos, arraclanes, acebos y mucho brezo.
A ras de suelo abundan los arándanos, las frambuesas y las fresas silvestres y una gran herbácea: el acónito matalobos; bueno ese nombre mejor lo omitimos.

Nuestro nuevo territorio de caza es muy extenso y agreste. Abundan las hoces con escarpes rocosos y pedreras.
Hay muchos ríos que forman cristalinas pozas y por doquier hay una densa vegetación compuesta por bosques de pinos, robles, hayas, encinas,....

La vida que llevamos aquí es aparentemente tranquila y nuestra camada disfruta de una libertad plena y sin la presión humana de otros territorios.
De nuevo han vuelto a aparecer los seres extraños. Desde que me pusieron el collar tengo la sensación de que me siguen a todas partes. Siempre portan extraños artilugios y ahora se fijan especialmente en mis cachorros. Pero por suerte son del todo inofensivos.
En estas montañas también abundan las extensas praderas y hay mucha ganadería. Nuestra relación con el mundo de la ganadería es un poco tensa.
Nosotros tenemos que sobrevivir y tenemos una familia que alimentar y a veces no podemos resistir la tentación. Sobre todo cuando nos lo ponen demasiado fácil.

La mayoría de los seres humanos se han pasado toda la vida destruyendo nuestro espacio vital. Yo pienso que ambas especies podemos convivir en el mismo territorio. Nosotros no entramos en su mundo civilizado, pero tampoco hay derecho a que ellos invadan el nuestro.
Bueno, son reflexiones a la luz de la Luna lo único importante es la lucha diaria por la supervivencia.
Uf, nos tenemos que esconder que se acercan seres humanos acompañados por perros.
Por fortuna no son cazadores. En realidad a esta familia ya les conocemos bien y nos los hemos encontrado ya varias veces.

Nos pasamos la vida escondiéndonos y al acecho. La supervivencia de nuestra especie pasa por el sigilo y la cautela. Nunca podemos correr riegos; nos conducirían a una muerte segura.
Mis crías ya se van haciendo mayores y parece que lo más crudo del invierno ya se ha pasado.
Una persecución tras un corzo me ha acercado a un elevado cordal montañoso. Al otro lado se divisa
una pequeña llanura rodeada de montañas.

Caminando sobre la nieve siento la llamada de la naturaleza y me pongo a aullar. Es un aullido melancólico pero a la vez un aullido de libertad; aunque corro el riesgo de ser oída desde aquellos pequeños pueblos que se ven allí abajo.
El viento me trae ahora un nuevo rastro y vuelvo a internarme en las sombras.

Mientras los seres humanos permanecen encerrados entre luces y asfalto, nosotros tratamos de sobrevivir en el reino del silencio y la única frontera que conocemos es allí donde se termina la libertad.


Lámina propiedad de la Asociación Lobo Marley

                                                 


Este relato ha sido realizado a petición de una grandísima amiga y está dedicado tanto a ella misma como a los supervivientes de la especie Canis lupus signatus. Y de hecho la finalidad del relato no es otra que la de colaborar con la asociación Lobo Marley (marleylobo.blogspot.com/) en su lucha por la defensa del lobo ibérico.

lunes, 4 de noviembre de 2013


SOBRE LA IMPORTANCIA DE LOS CASTAÑOS Y SU PRESENCIA EN LA SIERRA DE AYLLÓN:

En todas las regiones biogeográficas del planeta hay una serie de árboles que están muy estrechamente ligados a las diferentes culturas ancestrales de cada territorio. Suelen ser precisamente los árboles más cotidianos y sobre todo aquellos que más han aportado a unas economías domésticas basadas en una explotación secular de sus recursos. Así por ejemplo los baobabs africanos, los abetos en la región boreoalpina, o las hayas, los robles y los tejos en la cultura de la Europa atlántica,…¿Y que decir de la encina, el olivo, el alcornoque, el nogal o el castaño en la cultura mediterránea?.
Estos árboles nos han surtido de frutos comestibles, de alimento para el ganado, de leña, de cobijo, de sombra, de materiales constructivos,…durante algunos miles de años y es por ello por lo que desde tiempos inmemoriales se les ha considerado árboles sagrados. Y se han realizado rituales mágicos bajo ellos, se han transformado en santuarios religiosos y hoy en día todavía se celebran fiestas anuales en su honor.

El castaño (Castanea sativa) es uno de esos árboles sagrados. Sin duda alguna, uno de los árboles más estrechamente ligados al hombre y al entorno de la vida ancestral de los pueblos. Así por ejemplo, no se puede entender la vida de muchas aldeas y pueblos de comarcas como El Bierzo o Sanabria, sin la cultura nacida a partir de sus castaños.

Es comúnmente aceptado el considerar al castaño como una especie introducida en la Península Ibérica. Pero, ¿de donde proceden realmente los castaños ibéricos?.
Recientes estudios polínicos nos demuestran que el castaño, el nogal (Juglans regia) y el platano (Platanus hispanica), tres especies que siempre han sido consideradas como introducidas por el hombre, son en realidad especies autóctonas que conformaban junto a otras especies, los primitivos bosques mixtos caducifolios peninsulares desde la época del Terciario.
Pequeños reductos de estos bosques primigenios lograron sobrevivir a los fríos intensos de las glaciaciones cuaternarias, acantonados en abruptos barrancos de exposiciones muy abrigadas en el litoral Cantábrico y Portugués, así como en las estribaciones del Pirineo Gerundense.
Las bellotas y las castañas ya formaban parte de la alimentación cotidiana de los primitivos pobladores peninsulares, como se pone de manifiesto en diversas excavaciones llevadas a cabo en yacimientos arqueológicos prerromanos.
Pero precisamente los romanos fueron los grandes impulsores del cultivo del castaño en la Península Ibérica al considerar a la castaña, dado su alto poder energético, como un alimento primordial en la dieta de sus ejércitos. Y es a los romanos a quien se les atribuye el injerto de la gran mayoría de los castaños peninsulares con otros castaños procedentes del litoral mediterráneo oriental y Asia Menor (territorio que tradicionalmente se ha considerado como único lugar de origen de los castaños).



01-Faldas del Pico Ocejón con la presencia de castaños, melojos, álamos temblones, fresnos,… Pese a su origen cultivado, los castaños se asilvestran y terminan formando parte de las nuevas formaciones forestales surgidas tras el abandono de la explotación de los montes en estas últimas décadas. 



No existen los bosques de castaños como tal, ya que como hemos comentado, esta especie formaba parte de los primitivos bosques mixtos caducifolios. Los castañares actuales son por lo tanto bosques nacidos a partir del asilvestramiento de antiguas plantaciones de castaños hechas por el hombre.

El castaño es una especie que necesita humedad y que tolera bien el calor, pero que no soporta los climas extremos. Igualmente es una especie que necesita buenos suelos y de naturaleza silicea. De ahí que su distribución peninsular se circunscribe preferentemente al arco Atlántico (toda Portugal, Huelva, Extremadura, valles meridionales de Gredos, Sierras de Gata y de la Peña de Francia, Sanabria, El Bierzo, toda Galicia y todo el litoral Cantábrico) y en el litoral oriental peninsular, en la comarca de La Garrotxa y el Pirineo Gerundense.
El clima de la Sierra de Ayllón, de rigurosos inviernos fruto de su marcada continentalidad, no es el apropiado para los castaños. Pero en el tramo medio del Valle del Sorbe se dan una serie de particulares condiciones microclimáticas que han permitido el cultivo del castaño (ver entrada del blog de octubre de 2013). Aunque podemos encontrarnos con castaños dispersos como por ejemplo en La Huerce o en Palancares, es el entorno de Valverde de los Arroyos el que posee la exclusividad de la presencia del castaño en la Sierra de Ayllón.


02-Uno de los castaños más antiguos que se plantaron en Valverde de los Arroyos, situado en un ambiente de sombra y humedad permanentes.


Hemos de tener en cuenta por lo tanto la importancia que supone a nivel comarcal la presencia de castaños en Valverde de los Arroyos, dada la distancia geográfica existente con el área de distribución de la especie (preferentemente costera) y dada la continentalidad a la que están sometidos estos castaños (con un clima más extremo). Sin duda que los castaños de Valverde se localizan en un enclave privilegiado en donde, en cierta medida, encuentran unas condiciones ambientales favorables para su desarrollo.
Cuenta la leyenda que los castaños de Valverde los introdujo un gallego hace aproximadamente una centuria, al recordarle mucho el clima de este pueblo serrano al de su Galicia natal. Sin embargo a pesar de su reciente presencia, no deja de sorprender su rápida expansión, con la presencia por doquier de castaños asilvestrados.

El gran poder nutritivo de la castaña lo convirtió en un alimento primordial para el ser humano y los animales domésticos. Si bien, perdió cierta importancia con la llegada a Europa de la patata y el maíz, por otra parte su excelente madera para la fabricación de herramientas, de toneles y cubas de vino, para los cercados exteriores, en ebanistería,… también propició la expansión del cultivo de los castaños.


03-Detalle de las hojas aserradas del castaño, de la espiga de sus flores masculinas y de los erizos (cúpulas globosas en cuyo interior se encuentran las castañas). 



El Magosto o fiesta de la castaña a primeros de noviembre, es sin duda alguna uno de los más ancestrales ritos mágico-sagrados que tienen lugar en torno a la figura de un árbol. De origen Celta, es el ritual de conjuga la buena cosecha de castañas con los rituales del poder del fuego. Y no es de extrañar que desde los orígenes del poblamiento sea un árbol que despierte tanta fascinación en la imaginación popular, dado el aspecto robusto y casi fantasmagórico que presentan los enormes castaños centenarios, e incluso milenarios, que rodean a muchos pueblos y aldeas.
           
La Asociación Viajando por los Pueblos Negros, sensibilizada con la importancia que tiene este árbol, ha querido rendir su particular homenaje al castaño, organizando para el 16 de noviembre del 2013 un Magosto en la aldea de Zarzuela de Galve, pedanía de Valverde de los Arroyos.


martes, 15 de octubre de 2013

LAS PECULIARES CONDICIONES AMBIENTALES DEL ENTORNO DE VALVERDE DE LOS ARROYOS:


            A todo aquel que haya realizado alguna vez un viaje durante el mes de septiembre a Valverde de los Arroyos o a su pedanía de Zarzuela de Galve, jamás le habrá dejado indiferente la gran cantidad de fruta que cuelga generosamente de los agradecidos árboles frutales que por doquier pueblan las laderas de este exótico vergel.
¿Pero alguna vez os habéis preguntado cuales son las peculiares condiciones ambientales responsables de la exuberancia que nos muestra la naturaleza en este apartado rincón de la Sierra de Ayllón?.


En primer lugar, hemos de tener en cuenta las peculiaridades de su relieve estructural. Nos encontramos en una sierra de material geológico muy antiguo que en las sucesivas orogénesis primero fue plegado y a posteriori fracturado. Todo el tramo medio del Valle del Sorbe y en donde se ubica la localidad de Valverde de los Arroyos,  se encuentra encajado entre plegamientos de roca cuarcítica ya muy fracturados y que recuerdan a grandes acordeones.
Los actuales cursos de agua de los arroyos tributarios del Río Sorbe han aprovechado precisamente estas fracturas para encajarse formando hoces y saltos de agua, como en el caso de la conocida Chorrera de Despeñalagua.
A este tipo de relieve se le conoce como Relieve Apalachense; nombre dado por la cordillera de los Apalaches en Norteamérica.


 Escudo de montañas del Pico Ocejón; al encontrarse en la dirección de los vientos dominantes, es el                responsable del peculiar microclima de Valverde.

En segundo lugar, tanto Valverde de los Arroyos como su cercana pedanía de Zarzuela de Galve se localizan a media ladera solanera en el corto valle tributario al Sorbe que forma el Arroyo de la Chorrera; siendo su dirección Oeste-Este, frente a la dirección Norte-Sur del Valle del Sorbe. Si a dicha orientación, le sumamos el destacado arco montañoso que tanto por el Norte como por el Oeste rodea a ambas localidades (Pico Ocejón de 2049 m. y Loma de las Piquerinas de 1933 m.), tenemos como resultado unas condiciones microclimáticas muy particulares y que caracterizan a este privilegiado enclave.
            Dicha disposición del relieve y su orientación, unido a su elevado desnivel, impiden la llegada de vientos fríos del norte pero al mismo tiempo, permiten una elevada pluviosidad tanto en forma de lluvia como de nieve. Por así decirlo, las escarpadas montañas que rodean a Valverde le quitan el frío pero a su vez le atraen la humedad.


Otro aspecto importante es la litología cuarcítica del terruño de Valverde. El relieve de las laderas cuarcíticas se caracteriza por la alternancia de escarpes verticales y de pedreras de bloques. En el subsuelo de estas pedreras o canchales hay importantes reservas de agua que afloran en la parte inferior de dichos caos de bloques y que descienden por las laderas encajándose en torrenteras.


              Plegamientos de cuarcitas fracturados; ejemplo modélico de relieve Apalachense.

El clima relativamente benigno, para tratarse de poblaciones de montaña como es el caso de Valverde y su vecina Zarzuela, unido a la abundancia de agua, son sin duda factores muy a tener en cuenta para entender la idiosincrasia de este paraje. Pero no debemos de olvidarnos de otro factor tan importante como es el suelo: pese a que hemos estado hablando de laderas de fuertes desniveles, con alternancia de escarpes y pedreras, este relieve se suaviza a media ladera formando un suave pediment o pie de monte en el lugar donde se ubican las poblaciones, para a posteriori volver a encajarse de nuevo sus laderas en su descenso hacia el fondo del Valle de La Chorrera.
Y es en el momento en el que la pendiente se suaviza, cuando aparece ya un horizonte de suelo. Suelo que en el caso de la cuarcita, son arcillas alternadas con cantos rodados. Se trata por lo general de buenos suelos y que han sido poco lavados por la erosión, conservando buena parte de sus nutrientes (en contraposición a los suelos que tienen como origen las pizarras silúricas y que tanto abundan al otro lado del Pico Ocejón).


Como hemos podido ver, las peculiares condiciones ambientales del entorno de Valverde de los Arroyos han marcado profundamente el ancestral aprovechamiento antrópico de sus habitantes. Así por ejemplo, la destacada presencia de frutales, huertos y  castaños, son una clara muestra del aprovechamiento racional de los recursos que desde siempre les ha ofrecido la sabia naturaleza.
Otros aprovechamientos ancestrales también muy relacionados con las condiciones ambientales del entorno de Valverde, por desgracia han caído en el desuso y prácticamente han llegado a desaparecer. Así por ejemplo, su relieve en cuesta unido a  la gran abundancia de agua, permitían el mantenimiento de verdes prados de siega que eran regados mediante acequias. Una vez que ha ido desapareciendo paulatinamente la cabaña ganadera del lugar, lo han ido haciendo también sus praderas. 


CONCEPTOS CLAVE:

-Relieve Apalachense de plegamientos cuarcíticos fracturados.
-Orientación Oeste-Este del Valle de la Chorrera y pueblos en ladera de solana.
-Escudo de montañas de fuerte desnivel que cierran al Norte y al Oeste.
-Microclima de temperaturas suaves y abundantes precipitaciones.
-Manantiales de agua en las pedreras o canchales cuarcíticos.
-Descenso de la pendiente a media ladera y presencia de suelos arcillosos.
-Usos ancestrales ligados a unas condiciones ambientales favorables.