sábado, 21 de marzo de 2015


LOS PINARES SILVESTRES Y ABEDULARES OROMEDITERRÁNEOS:

BOSQUES POR ENCIMA DE SU LÍMITE ALTITUDINAL (PARTE II):

             En la anterior entrada del blog comenzamos a abordar aquellas formaciones boscosas de la Sierra de Ayllón que penetran en el piso del matorral de altura (piso oromediterráneo) y nos detuvimos concretamente en los hayedos de altura (ver entrada blog de febrero de 2015: LOS HAYEDOS DE ALTURA). En esta ocasión vamos a hacer lo propio con los pinares silvestres de altura y con los escasísimos reductos de abedular-temblonera presentes en el piso oromediterráneo.

 LOS PINARES SILVESTRES OROMEDITERRÁNEOS:

A diferencia de los hayedos que no son bosques propiamente de montaña, sino más bien bosques caducifolios de clima Atlántico, los pinares silvestres de Pinus sylvestris si son bosques de montaña y de clima frío de carácter continental. Por lo tanto a esta conífera no le supone ningún esfuerzo penetrar en el piso bioclimático del matorral de altura (en nuestro clima, el piso oromediterráneo).

Es tal su resistencia al clima frío de las montañas y a la acusada continentalidad, que el pino silvestre es la conífera forestal más abundante del Planeta: cinturón de La Taiga (toda Siberia y Escandinavia), Cáucaso, Cárpatos, Alpes, Balcanes, Pirineos, Urbión-Neila-Cebollera, Sierra de Guadarrama, Montes Universales,…todos ellos lugares de clima frío de montaña y de marcada continentalidad.

El pino silvestre posee un sistema radical tan potente que le permite soportar firmemente las inclemencias meteorológicas más adversas y en cualquier tipo de terrenos por abruptos que resulten, con lo cual coloniza con facilidad aquellos terrenos más expuestos y escarpados de las cumbres montañosas.

En el Macizo de Ayllón y olvidándonos de todas las hectáreas de pinares silvestres de repoblación que cubren por doquier las laderas serranas, el pinar silvestre de manera natural tan solo cubre dos franjas paralelas en el extremo nordeste del Macizo; sin duda alguna el sector más frío y continental. Una franja sobre calizas en las parameras de la Sierra de Pela (1.548 m.) y otra franja sobre cuarcitas en la vertiente norte de la Sierra del Alto Rey (1.858 m.).

En el pasado también hubo pinares silvestres de manera natural, es decir sin ser repoblados por el hombre, tanto en los macizos del Pico del Lobo como en el de la Tejera Negra y probablemente ocuparían aquellos terrenos más escarpados y expuestos a los fuertes vientos de las laderas montañosas. Allí donde ni hayas ni robles querrían estar.

Así lo atestiguan los escasos pinos solitarios (no plantados y de demostrada longevidad) del Valle del Ermito, Peñalba de la Sierra o el Valle del Zarzas, así como algunos topónimos locales. Los pinares autóctonos desaparecieron del Macizo del Lobo y de la Tejera Negra hace ya algunos siglos fruto de los frecuentes incendios forestales provocados por el hombre para la obtención de pastos. Esta práctica secular estuvo muy extendida en las montañas peninsulares para la obtención de pastizales de altura a fin de favorecer la ganadería trashumante durante los meses de verano (algo muy similar a lo ocurrido con los pinares que antaño cubrían la vertiente norte de Gredos).

Los incendios provocados de manera periódica fueron sufridos también por los hayedos y robledales pero a diferencia del pino, el haya y el roble rebrotan de raíz (incluso después de haber sido cortado el árbol o de haberse quemado en un incendio) y sin embargo el pino no regenera de raíz.

Centrándonos ya en una de las dos únicas manifestaciones autóctonas de Pinus sylvestris presentes en la actualidad en el Macizo de Ayllón, la franja de pinar de la vertiente norte de la Sierra del Alto Rey, esta asciende sin dificultad hasta la parte culminante de los cordales montañosos de dicha sierra. Y al igual que ocurre con los hayedos de altura que explicamos en la anterior entrada del blog (febrero de 2015), en este caso podemos hablar de la existencia de pinares silvestres de altura.



                 En la cumbre del Mojón Cimero se localiza el mejor pinar de altura con numerosos ejemplares de gran porte.

 
  
            
Del mismo modo que en los hayedos, el término pinar silvestre de altura no hace alusión a ninguna subespecie de pino silvestre ni a otro bosque diferente, sino a determinadas superficies culminantes del pinar de la Sierra del Alto Rey en donde en vertientes de umbría y aproximadamente en torno a la cota 1.750-1.800 metros, las adversas condiciones meteorológicas imperantes le confieren un aspecto singular y diferenciador a estos sectores del resto de la masa forestal.

 
La combinación de fuertes rachas de viento con el peso de la nieve sobre las copas de los árboles, supone un destacado agente modelador de los pinos situados en las cotas elevadas.

                  

Recientemente mencionamos en el blog algunas de las peculiaridades tanto del relieve como microclimáticas de los pinares eurosiberianos presentes en la vertiente septentrional de la Sierra del Alto Rey (ver entrada blog de enero de 2015: LOS CURIOSOS RÍOS DE PIEDRAS).

Dentro de la masa de pinar que cubre la vertiente norte de la Sierra del Alto Rey, podremos distinguir la parte correspondiente al pinar de altura por el aspecto más achaparrado de sus copas y por permanecer las mismas frecuentemente escarchadas durante buena parte del invierno. Muchos de estos pinos son centenarios, de gruesos y retorcidos troncos, con numerosas ramas dobladas y resquebrajadas fruto del peso de la nieve y de los fuertes vientos imperantes. Todos los árboles e incluso el propio suelo se encuentran muy recubiertos de líquenes.


 
 
En los pinares de altura predominan los ejemplares achaparrados y a menudo presentan gruesas ramas dobladas por la acción del peso de la nieve.

                     


Una morfología muy peculiar es la que presentan los denominados  pinos bandera”. Son aquellos que se encuentran en las partes más venteadas, presentando todos ellos la misma inclinación en el sentido de la dirección de procedencia del viento dominante y encontrándose dicha parte del tronco prácticamente pelada.



 
La morfología que presentan los pinos bandera es inconfundible y siempre los vamos a encontrar en los lugares más expuestos.

                              


Dentro de la masa de pinar silvestre de la Sierra del Alto Rey hay un total de cuatro superficies forestales culminantes en donde dicho pinar se puede considerar como pinar de altura. En la cumbre del Mojón Cimero (1.823 m.), se localiza sin lugar a dudas el mejor rodal de pinar oromediterráneo. Sorprende el aspecto de dicha formación con esbeltos ejemplares de gran porte pese a los crudos inviernos que allí se registran, con abundantes nevadas y fuertes vientos. También podemos encontrar pinar de altura en las cumbres del Poyato-La Cerveguilla y en las inmediaciones de la cumbre del Santo Alto Rey (La Losa-cabecera del barranco de la Peña del Cuervo).

            Llama la atención el curioso pinar de la cumbre de la Loma del Reventón debido a su escasa altitud (loma con cotas que oscilan entre los 1.730 y 1.770 metros de altitud) y por su orientación Nordoeste en lugar de Norte. Dicha loma tiene forma de cuenco, recibiendo directamente el aire frío del NW; captando por lo tanto muy bien tanto la lluvia como la nieve y siendo frecuentes las nieblas de relieve. Los pinos de su cumbre son un magnífico repertorio de gruesos, achaparrados y retorcidos ejemplares, con numerosos pinos bandera moldeados por la fuerza del viento y muy recubiertos de líquenes tanto los pinos como el propio suelo del pinar; síntoma de la alta humedad existente.

 
 
Debido a la peculiar orientación que presenta la Loma del Reventón, el pinar de altura comienza a verse en una cota muy baja; en torno a los 1670 metros de altitud.

                                

LOS ABEDULARES-TEMBLONERAS DE ALTURA:

             En un clima mediterráneo como el nuestro, los abedulares, las tembloneras, las saucedas,…siempre las tenemos asociadas a cursos de agua y manantiales; es decir a formaciones de bosque de ribera. Pero en ambientes de elevada pluviosidad este tipo de formaciones no tienen porqué coincidir estrictamente con cursos de agua y podemos encontrarlas por doquier (por ejemplo los extensos bosques de abedules de Laponia y Siberia).

            Los macizos de Tejera Negra y el Pico del Lobo presentan unas condiciones de humedad ambiental lo suficientemente elevadas como para permitir la presencia de formaciones boscosas de carácter eurosiberiano, tales como sus conocidos hayedos o los escasos reductos de abedulares y tembloneras de altura.

            En aquellas laderas de umbría en donde se registran las mayores precipitaciones y entre los 1.700 y los 1.900 metros de altitud, es decir justo en el límite que separa el piso de los bosques (supramediterráneo) del piso de los matorrales de altura (oromediterráneo) hubo antaño, tanto en Tejera Negra como en el Macizo del Lobo, un cinturón de bosques de abedules que se situaba en esta franja concreta: por encima de los hayedos y robledales húmedos y por debajo de los matorrales de altura de las cumbres.

            Este cinturón de abedular de altura, supone la vegetación climax de la formación y no precisa de la presencia de arroyos ni manantiales. Es decir que las condiciones ambientales son las óptimas para la especie: los abedulares a partir de 1.700 metros de altitud dejan de ser bosques de ribera para ser un bosque de ladera.   

            Pero, ¿Que ocurrió con aquel cinturón de abedulares de altura?. De nuevo los reiterados incendios en las cumbres de las montañas provocados a fin de favorecer la proliferación del pastizal de altura y poder mantener así a la extensa cabaña ganadera trashumante, esquilmaron estos bosques de altura.

            Afortunadamente el relieve del Macizo de Tejera Negra es muy abrupto y los escarpes verticales y crestones de las cumbres han ofrecido una mayor protección del fuego tanto a los hayedos de altura como a los escasos reductos del abedular de altura que se conservan hoy en día.

            Y precisamente eso es lo que nos podemos encontrar hoy en día como testigos de los antiguos abedulares de altura: pequeños reductos de abedular aislados y fragmentados entre los escarpes del cresterío de Tejera Negra.

    
A: Reducto de álamos temblones de altura protegido por los escarpes de Tejera Negra.
B: Sector dentro de un hayedo considerado como “hayedo de altura” e igualmente protegido por el relieve circundante.
A partir de cierta cota altitudinal, los abedules, álamos y sauces ya no se pueden considerar como especies de bosque de ribera.  

                                   
           
            ¿Qué especies engloban o están presentes en estos abedulares de altura?. Junto al abedul (Betula pubescens subsp. celtiberica), en Tejera Negra destacan también especies como el serbal de cazadores (Sorbus aucuparia), el álamo temblón (Populus tremula), el sauce negro (Salix atrocinerea), el fresno de montaña (Fraxinus excelsior), el cerezo aliso (Prunus padus) o el olmo de montaña (Ulmus glabra).

            Como en la actualidad el abedular de altura ha visto reducida su extensión a la más mínima expresión y lo que vemos hoy en día no son otra cosa que pequeños reductos aislados entre sí y al abrigo de escarpes rocosos, a menudo estos reductos los compone una sola especie de las muchas que formaban parte del antiguo abedular: una temblonera por aquí, un soto de serbales por allí, un grupo de abedules por este otro lado,…


 
 
El Abedular de Tejera Negra, único fragmento de cierta entidad del original “bosque de abedules en ladera”. Pese a los incendios, las cortas y las repoblaciones, este abedular conserva su estructura original, siendo de ribera en su parte inferior y de ladera en altura en su parte superior.

                                   


            El magnífico Abedular de Tejera Negra, en el Valle del Zarzas, comienza junto al río siendo abedular de ribera y asciende por el barranco hasta convertirse en abedular de altura o de ladera. Es el único fragmento continuo de abedular de altura que se conserva hoy en día y desgraciadamente sufrió un intenso aterrazamiento para la plantación de pinos y abetos (previa quema del abedular autóctono). Aun así, este abedular supone un destacado refugio de especies de flora eurosiberiana y junto a los abedules, destaca la presencia de una tejeda, de tembloneras y de sotos de serbales y de cerezos alisos.

            En otros puntos del cordal de Tejera Negra (Las Lagunillas, Las Cárcavas, El Talayón,…) o en las fuentes del Jaramilla, podemos encontrarnos con pequeños reductos de abedular de altura, tembloneras o sotos de serbales y de saucedas.  

  
Los relieves alomados de la cumbre de El Cerrón (Macizo del Lobo) no han protegido tan eficazmente al abedular de altura de los seculares incendios provocados para la obtención de pastos. No obstante, aun sobreviven pequeños reductos del mismo en las cabeceras de los barrancos, rodeados de piornales.
 
 
           En el Macizo del Lobo hay mayores desniveles pero los cordales son menos escarpados y las largas lomas ocupadas por piornales, no han podido realizar la función de refugio para el abedular de altura. Los seculares incendios provocados para la obtención de pastos redujeron la superficie de aquellos bosques originales, a diminutos reductos de abedules, de álamos temblones, de serbales y de sauces en las cabeceras de algunos barrancos.

 En la parte superior de los barrancos que descienden de la cumbre del Cerrón, como por ejemplo el Arroyo de Agua Fría, en la cabecera del Valle de los Cantos y en el del Cervunal, en las vertientes del Rayo y El Rocín, o en la base de los circos glaciares de la Sierra Cebollera, podemos encontrar estos pequeños enclaves relícticos de abedules, de álamos, de sauces,…

 
Soto con serbal de cazadores en el Macizo del Lobo; del original abedular de altura, tan solo se conservan pequeños enclaves de carácter relíctico.