lunes, 4 de noviembre de 2013


SOBRE LA IMPORTANCIA DE LOS CASTAÑOS Y SU PRESENCIA EN LA SIERRA DE AYLLÓN:

En todas las regiones biogeográficas del planeta hay una serie de árboles que están muy estrechamente ligados a las diferentes culturas ancestrales de cada territorio. Suelen ser precisamente los árboles más cotidianos y sobre todo aquellos que más han aportado a unas economías domésticas basadas en una explotación secular de sus recursos. Así por ejemplo los baobabs africanos, los abetos en la región boreoalpina, o las hayas, los robles y los tejos en la cultura de la Europa atlántica,…¿Y que decir de la encina, el olivo, el alcornoque, el nogal o el castaño en la cultura mediterránea?.
Estos árboles nos han surtido de frutos comestibles, de alimento para el ganado, de leña, de cobijo, de sombra, de materiales constructivos,…durante algunos miles de años y es por ello por lo que desde tiempos inmemoriales se les ha considerado árboles sagrados. Y se han realizado rituales mágicos bajo ellos, se han transformado en santuarios religiosos y hoy en día todavía se celebran fiestas anuales en su honor.

El castaño (Castanea sativa) es uno de esos árboles sagrados. Sin duda alguna, uno de los árboles más estrechamente ligados al hombre y al entorno de la vida ancestral de los pueblos. Así por ejemplo, no se puede entender la vida de muchas aldeas y pueblos de comarcas como El Bierzo o Sanabria, sin la cultura nacida a partir de sus castaños.

Es comúnmente aceptado el considerar al castaño como una especie introducida en la Península Ibérica. Pero, ¿de donde proceden realmente los castaños ibéricos?.
Recientes estudios polínicos nos demuestran que el castaño, el nogal (Juglans regia) y el platano (Platanus hispanica), tres especies que siempre han sido consideradas como introducidas por el hombre, son en realidad especies autóctonas que conformaban junto a otras especies, los primitivos bosques mixtos caducifolios peninsulares desde la época del Terciario.
Pequeños reductos de estos bosques primigenios lograron sobrevivir a los fríos intensos de las glaciaciones cuaternarias, acantonados en abruptos barrancos de exposiciones muy abrigadas en el litoral Cantábrico y Portugués, así como en las estribaciones del Pirineo Gerundense.
Las bellotas y las castañas ya formaban parte de la alimentación cotidiana de los primitivos pobladores peninsulares, como se pone de manifiesto en diversas excavaciones llevadas a cabo en yacimientos arqueológicos prerromanos.
Pero precisamente los romanos fueron los grandes impulsores del cultivo del castaño en la Península Ibérica al considerar a la castaña, dado su alto poder energético, como un alimento primordial en la dieta de sus ejércitos. Y es a los romanos a quien se les atribuye el injerto de la gran mayoría de los castaños peninsulares con otros castaños procedentes del litoral mediterráneo oriental y Asia Menor (territorio que tradicionalmente se ha considerado como único lugar de origen de los castaños).



01-Faldas del Pico Ocejón con la presencia de castaños, melojos, álamos temblones, fresnos,… Pese a su origen cultivado, los castaños se asilvestran y terminan formando parte de las nuevas formaciones forestales surgidas tras el abandono de la explotación de los montes en estas últimas décadas. 



No existen los bosques de castaños como tal, ya que como hemos comentado, esta especie formaba parte de los primitivos bosques mixtos caducifolios. Los castañares actuales son por lo tanto bosques nacidos a partir del asilvestramiento de antiguas plantaciones de castaños hechas por el hombre.

El castaño es una especie que necesita humedad y que tolera bien el calor, pero que no soporta los climas extremos. Igualmente es una especie que necesita buenos suelos y de naturaleza silicea. De ahí que su distribución peninsular se circunscribe preferentemente al arco Atlántico (toda Portugal, Huelva, Extremadura, valles meridionales de Gredos, Sierras de Gata y de la Peña de Francia, Sanabria, El Bierzo, toda Galicia y todo el litoral Cantábrico) y en el litoral oriental peninsular, en la comarca de La Garrotxa y el Pirineo Gerundense.
El clima de la Sierra de Ayllón, de rigurosos inviernos fruto de su marcada continentalidad, no es el apropiado para los castaños. Pero en el tramo medio del Valle del Sorbe se dan una serie de particulares condiciones microclimáticas que han permitido el cultivo del castaño (ver entrada del blog de octubre de 2013). Aunque podemos encontrarnos con castaños dispersos como por ejemplo en La Huerce o en Palancares, es el entorno de Valverde de los Arroyos el que posee la exclusividad de la presencia del castaño en la Sierra de Ayllón.


02-Uno de los castaños más antiguos que se plantaron en Valverde de los Arroyos, situado en un ambiente de sombra y humedad permanentes.


Hemos de tener en cuenta por lo tanto la importancia que supone a nivel comarcal la presencia de castaños en Valverde de los Arroyos, dada la distancia geográfica existente con el área de distribución de la especie (preferentemente costera) y dada la continentalidad a la que están sometidos estos castaños (con un clima más extremo). Sin duda que los castaños de Valverde se localizan en un enclave privilegiado en donde, en cierta medida, encuentran unas condiciones ambientales favorables para su desarrollo.
Cuenta la leyenda que los castaños de Valverde los introdujo un gallego hace aproximadamente una centuria, al recordarle mucho el clima de este pueblo serrano al de su Galicia natal. Sin embargo a pesar de su reciente presencia, no deja de sorprender su rápida expansión, con la presencia por doquier de castaños asilvestrados.

El gran poder nutritivo de la castaña lo convirtió en un alimento primordial para el ser humano y los animales domésticos. Si bien, perdió cierta importancia con la llegada a Europa de la patata y el maíz, por otra parte su excelente madera para la fabricación de herramientas, de toneles y cubas de vino, para los cercados exteriores, en ebanistería,… también propició la expansión del cultivo de los castaños.


03-Detalle de las hojas aserradas del castaño, de la espiga de sus flores masculinas y de los erizos (cúpulas globosas en cuyo interior se encuentran las castañas). 



El Magosto o fiesta de la castaña a primeros de noviembre, es sin duda alguna uno de los más ancestrales ritos mágico-sagrados que tienen lugar en torno a la figura de un árbol. De origen Celta, es el ritual de conjuga la buena cosecha de castañas con los rituales del poder del fuego. Y no es de extrañar que desde los orígenes del poblamiento sea un árbol que despierte tanta fascinación en la imaginación popular, dado el aspecto robusto y casi fantasmagórico que presentan los enormes castaños centenarios, e incluso milenarios, que rodean a muchos pueblos y aldeas.
           
La Asociación Viajando por los Pueblos Negros, sensibilizada con la importancia que tiene este árbol, ha querido rendir su particular homenaje al castaño, organizando para el 16 de noviembre del 2013 un Magosto en la aldea de Zarzuela de Galve, pedanía de Valverde de los Arroyos.