jueves, 3 de abril de 2014

LA DEPRESIÓN INTERIOR DE CAMPILLO DE RANAS: RECONSTRUCCIÓN GEOLÓGICA DEL ENTORNO DE LOS PUEBLOS NEGROS.


Los oriundos de cualquiera de los seis pueblos negros, conocidos así por el empleo masivo de la pizarra como elemento constructivo de sus viviendas, denominan a su terruño La Sierra.
Sin embargo, llama la atención la proximidad geográfica existente entre estos  núcleos de población y el escaso desnivel topográfico que han de salvar para comunicarse entre unos pueblos y otros. Este hecho propicia que se encuentre muy extendido entre los más jóvenes y entre aquellos que se instalaron a vivir procedentes de las ciudades, el referirse coloquialmente a su entorno cotidiano como El Valle.
Otra percepción muy distinta es la que tienen los habitantes de aquellos terrenos más montañosos que se localizan próximos a los pueblos negros. Así por ejemplo, para los de El Cardoso de la Sierra,…aquello es La Campiña.

            Sierra, valle, campiña,…¿Quien tiene razón?. Pues todos tienen su parte de razón: es sierra ya que pese a tratarse de una depresión del terreno, forma parte de la estructura tectónica de la Cordillera Central. Es valle porque el Río Jarama tiene su salida natural por un costado de dicha depresión y a su vez es campiña ya que en la parte meridional de la depresión existe un importante paquete de sedimentos de características algo similares a los de la campiña de Uceda y Puebla de Beleña.




                                              
1: Fosa tectónica de Majaelrayo-Campillo de Ranas (pizarras negras con intercalaciones de areniscas), 2: Abanico aluvial (conglomerados de cuarcitas en matriz arcillosa), 3: Bloque levantado de la Sierra del Ocejón (pizarras negras), 4: Línea de escarpes (banda de cuarcitas).



Hemos de tener en cuenta que el paisaje que actualmente podemos ver en el entorno de Campillo de Ranas y Majaelrayo responde a un complejo e intenso ciclo erosivo que a día de hoy es inapreciable, pero que a escala geológica y en condiciones climatológicas muy distintas a las actuales, propició un importante proceso de desmantelamiento de la cordillera montañosa.

Para ello nos tenemos que remontar a unos 24 millones de años atrás.  Durante la Orogenia Alpina nació una importante cordillera montañosa; el actual Sistema Central. Pero en realidad esta cordillera emergente lo que hizo fue levantar una serie de materiales muy antiguos que formaban parte de una cordillera anterior de proporciones mucho mayores: la Cordillera Hercínica, que había quedado completamente arrasada por la erosión y se encontraba sumergida bajo las aguas.

Los materiales que formaban parte de la extinguida Cordillera Hercínica sufrieron un importante proceso de transformación o metamorfización previo a su levantamiento con la nueva cordillera. Estos materiales no son otros que las pizarras, esquistos y cuarcitas que a día de hoy confieren un rasgo de personalidad propio tanto a los pueblos negros como a toda la comarca de la Sierra de Ayllón.

Como hacemos referencia a materiales antiguos pertenecientes a la era Paleozoica, dichos materiales no fueron capaces de soportar la presión del empuje que se llegó a ejercer durante el proceso de levantamiento de la nueva cordillera y terminaron fracturándose. De este modo los pliegues de la primitiva Cordillera Hercínica, que formaban estructuras anticlinales y sinclinales, quedaron fracturados en diversos bloques; levantándose algunos bloques y hundiéndose otros.

Según la opinión de las investigaciones más recientes, la depresión interior de Campillo de Ranas tendría su origen precisamente en uno de estos bloques hundidos; una fosa tectónica de dirección Norte-Sur establecida sobre una antigua estructura plegada (conocida como Sinclinal de Majaelrayo) y flanqueada por dos bloques levantados situados a ambos costados: La Sierra del Alto Jarama al Oeste y la Sierra del Ocejón al Este.



                                                  
1: Bloque levantado de la Sierra del Alto Jarama 2: Banda de cuarcitas (pliegue hercínico fracturado del San Cristóbal) 3: Plataforma de conglomerados (superficie de pre-raña) 4: Abanico aluvial (ligera rampa de conglomerados) 5: Vallecillo colgado de El Espinar (curso de agua abandonado) 6: Primeras rampas de las laderas de la Sierra del Ocejón.



A la par del levantamiento de la nueva Cordillera se iniciaron los procesos de erosión y desgaste de la misma. Como hemos mencionado anteriormente, nos encontramos en un sector montañoso compuesto principalmente por diferentes tipos de pizarras y cuarcitas.
La pizarra es un material muy poco resistente a la erosión y termina desagregándose en finas láminas. Sin embargo, la cuarcita es un material que presenta una mayor resistencia a la erosión.

El relieve resultante con este tipo de litologías es el de una sucesión de bandas longitudinales de dirección Norte-Sur compuestas por las duras cuarcitas. Se trata de alineaciones muy escarpadas y suelen presentar restos de los antiguos plegamientos fracturados (Como en el Cerro San Cristóbal).
Estas estrechas bandas de cuarcita separan a su vez a otras bandas bastante más extensas superficialmente y compuestas por las deleznables pizarras; formando estas últimas parte de los sectores más erosionables como son las laderas de las montañas o los fondos de valle.   

En las montañas que custodian por ambos flancos a la fosa tectónica de Campillo se aprecia muy bien este tipo de relieve cuarcítico escarpado (conocido como Relieve Apalachense). Las superficies culminantes del Pico Ocejón al Este de la fosa y de los picos de La Tornera, el San Cristóbal o el cresterío de La Centenera, al Oeste de la misma, están compuestas por cuarcitas y en tanto que en las laderas que descienden por la cara Oeste de la Sierra del Ocejón y así como en el propio fondo de la fosa tectónica, la litología es pizarrosa.
                                   


1: Relieve apalachense con la alternancia de abruptos crestones cuarcíticos y laderas pizarrosas de pronunciadas pendientes, 2: Plegamiento fracturado del Cerro de San Cristóbal, 3: Transición entre superficie de raña y abanico aluvial.



Los ríos y arroyos que vemos en la actualidad son muy recientes en el tiempo; de la era cuaternaria.
En terrenos montañosos en donde se sucede la alternancia de unos materiales más resistentes con otros de naturaleza más blanda, la red hidrográfica ha ido encajándose en las propias fracturas del terreno.
De este modo, los dos ríos presentes en la depresión de Campillo: el Jarama y el Jaramilla, no llegaron a modificar en demasía el relieve preexistente sino que se encajaron en una importante falla estructural de dirección Norte-Sur: el eje estructural Jaramilla-Jarama. Dicha falla marca la separación entre dos importantes bloques tectónicos: el Anticlinal de El Cardoso (bloque levantado) y el Sinclinal de Majaelrayo (bloque hundido).

El Jaramilla y el Jarama no discurren por lo tanto por el fondo del valle en donde se sitúan los pueblos de la arquitectura negra, sino que hacen lo propio por el límite occidental de la fosa tectónica, encajados en una profunda y agreste hoz: la estrecha banda logitudinal Norte-Sur de roca cuarcítica que delimita ambos bloques tectónicos.     

Los habitantes de los pueblos negros, viven por así decirlo en una especie de valle colgado; a los pies de la Sierra del Ocejón pero 200 metros por encima de la hoz por donde discurren los ríos Jaramilla y Jarama.

Los arroyos que descienden por la ladera occidental de la Sierra del Ocejón: La Matilla, El Soto y El Corvejón, atraviesan dicho valle colgado en donde se sitúan los pueblos en dirección Oeste, para confluir en las aguas de los ríos Jaramilla y Jarama.

El Arroyo de La Matilla al norte de Majaelrayo, cumple perfectamente con esta premisa; recogiendo las aguas de diversos arroyos que bajan de la montaña para confluir con el Jaramilla entre los cerros del Reajo de las Yeguas y el Cabeza de Ranas. Este último cerro, situado al pie de Campillo de Ranas, es en realidad un pequeño relieve residual perteneciente al bloque levantado del Anticlinal de El Cardoso.




1: Relieve residual del Cabeza de Ranas, 1493 m. (curiosamente perteneciente al bloque levantado del Anticlinal de El Cardoso, pese a localizarse en la orilla contraria de la Hoz del Jaramilla y encontrarse más próximo al bloque de la Sierra del Ocejón), 2: Parte culminante del depósito aluvial de conglomerados entre El Espinar y Roblelacasa (superficie de pre-raña).


            Sin embargo, los Arroyos del Soto y El Corvejón, a diferencia del de La Matilla no buscan directamente las aguas del Jarama para desaguar sino que realizan una extraña curva o cambio de dirección. Tras recoger las aguas de diversos arroyos menores que descienden por las laderas del Ocejón,  en lugar de continuar hacia el Oeste en busca del Jarama, giran bruscamente hacia el Sur para evitar un importante paquete sedimentario que les interrumpe el paso. Dicho paquete sedimentario forma una especie de “costra” de conglomerados muy duros que recubren la parte meridional de la fosa tectónica; justo al Sur del pueblo de Campillo de Ranas.

¿Pero como ha llegado hasta aquí esta potente paquete sedimentario de hasta 130 metros de espesor, depositado justo encima de las pizarras negras y que obligó incluso a los arroyos a cambiar de dirección al no poder erosionarlo?.

La disposición de este material sedimentario es horizontal y de aspecto muy compacto; casi inalterable a la erosión y forma una especie de plataforma culminante situada ligeramente por encima de los pueblos de Roblelacasa y El Espinar (en torno a los 1100 metros de altitud). Está compuesto por un  conglomerado a base de cantos rodados de cuarcita y en menor medida de cuarzos y pizarras, envueltos en una matriz arcillosa de un intenso color rojizo.

Para entender el origen de esta superficie un tanto ajena al ambiente pizarroso y marcadamente estructural en el que nos encontramos, hemos de retroceder en el tiempo entre 2 y 3 millones de años. Por aquel entonces todavía no existían los actuales ríos y el clima era semiárido o semidesértico.
Un clima marcado por la alternancia de largos períodos sin precipitaciones con otros de fuertes lluvias torrenciales (similares a la gota fría de la costa levantina).
Los importantes desniveles existentes y la escasez de vegetación propiciaron un intenso lavado de los suelos. Toneladas de material, con rocas de hasta un metro de diámetro, eran arrastradas por las laderas cada vez que se producían estos episodios de fuertes lluvias torrenciales.
Las montañas fueron literalmente descarnadas y todo este material arrastrado se iba depositando lentamente en el fondo de la depresión formando una dura costra de cantos rodados. Cantos rodados similares a los del lecho de un río actual.

            El resultado actual son unas llanuras arcillosas ligeramente inclinadas y situadas al piedemonte de las montañas; una especie de plataformas sobreelevadas muy pedregosas y que la red hídrica tuvo que sortear dejándolas aisladas.

           
                                               


 Depósito aluvial de conglomerados (cuarcitas y en menor medida cuarzos y pizarras envueltas en matriz arcillosa). Se aprecia muy bien el aspecto caótico que presentan los cantos rodados y la disparidad de tamaños de los mismos.


            En el entorno de los pueblos negros se reconocen tres pequeñas plataformas residuales de conglomerados: entre Roblelacasa y El Espinar (Jaralón-Las Moratillas), en la margen izquierda del Embalse de El Vado (Loma Rubia) y un diminuto afloramiento en La Vereda. Estas plataformas presentan una ligera inclinación de Oeste a Este, lo cual nos está indicando que el material arrastrado por la escorrentía procede del bloque levantado situado a occidente: anticlinal de las sierras de El Cardoso y Alto Jarama.
            
     Como hemos mencionado anteriormente, todavía no se habían encajado los ríos y curiosamente a día de hoy, estos depósitos de erosión se encuentran separados de sus montañas de origen por la hoz del Río Jarama; cuando realmente se encuentran más próximos a las laderas del Ocejón. Pero el material no procede precisamente de allí.

De hecho, por donde discurre la carretera de Campillejo a Campillo de Ranas hay un pequeño valle sin arroyo ninguno, de forma estrecha y alargada y que separa la superficie de conglomerados de la propia ladera de la Sierra del Ocejón. Se trata de un curso de agua abandonado; un vallecito colgado entre los arroyos del Soto y El Corvejón.

Si nos situamos en La Era del pueblo de El Espinar y miramos hacia el Ocejón, tenemos a nuestras espaldas el depósito de conglomerados con una superficie culminante casi plana. A continuación una ligera rampa arcillosa de coluviones en donde se sitúa el pueblo. A posteriori el vallecito colgado sin curso de agua por donde discurre la carretera hacia Campillo y al otro lado de la misma, comienzan ya las rampas de pizarras negras que ascienden a la Sierra del Ocejón.

Las plataformas de conglomerados son frecuentes en el piedemonte de aquellas montañas que poseen litologías a base de  pizarras y cuarcitas. Así por ejemplo las podemos encontrar en: la vertiente septentrional de la Sierra de Ayllón (Riaza y Madriguera), la vertiente meridional de la Sierra del Alto Rey (Hiendelaencina), la vertiente meridional de la Sierra del Alto Jarama (Uceda y  Puebla de Beleña), pero también en Sierra Morena, los Montes de Toledo,…

Reciben el nombre de rañas; topónimo extremeño que es empleado para definir a esta formación tan característica del piedemonte de las montañas de relieve apalachense del centro Peninsular.

No obstante, las superficies de raña del entorno de Campillo de Ranas y Hiendelaencia, plantean cierta problemática en su definición. En un principio no se dudaba en adscribirlos a este tipo de depósitos. En revisiones posteriores se dejaron de considerar como depósitos de raña. Sin embargo recientemente, en el Mapa Geológico editado por el Instituto Geológico y Minero, se reconoce la presencia de… “pequeños retazos de raña de escasa representación”.

¿En donde estriba pues la diferencia entre las pequeñas superficies de raña de la depresión de Campillo y los extensos depósitos de raña de Uceda y Puebla de Beleña?. La diferencia hemos de buscarla en la propia composición del conglomerado: el sedimento de las rañas de Campillo presenta un aspecto caótico y nada organizado de los depósitos; alternándose aleatoriamente cantos rodados de tamaños grandes, medianos y pequeños.
En las rañas de Uceda y Puebla de Beleña ocurre justo lo contrario; los cantos cuarcíticos presentan todos un tamaño similar y una disposición más ordenada.

Por así decirlo, los depósitos de raña de los pueblos negros no llegaron a finalizar totalmente su proceso de acumulación de material. El desmantelamiento erosivo de las montañas y su posterior acumulación, quedaron interrumpidos en un episodio intermedio o de transición entre la formación de abanicos aluviales y su culminación como depósitos de raña.

Paisajísticamente, las superficies de erosión próximas a Campillo de Ranas, son rañas y tanto en su morfología como en la composición de su material son prácticamente rañas, pero existe una diferenciación entre estos depósitos y los considerados como prototípicos de raña. Algunos autores no definen de ninguna manera clara y concisa a estas complejas superficies, mientras que otros si han reconocido su proximidad a los depósitos de raña. ¿Las podríamos denominar como “pre-rañas”?.



 1: Falla de Berzosa (separación entre los granitos de la Sierra de Guadarrama y las pizarras de la Sierra de Ayllón),  2: Banda de plegamientos cuarcíticos (La Pedrosa-Riscos del Coso-Pico del Águila-Cabeza de Cabida-San Cristóbal)
3: Eje estructural (encajamiento de los ríos Jaramilla y Jarama), 4: Banda de plegamientos cuarcíticos (Sierra del Ocejón-Loma Piquerinas-Navaluenga-Alto de las Mesas), 5: Depósitos de conglomerados o pre-raña (superficies de erosión en fase formación de depósitos de raña), 6: Vallejo colgado de El Espinar (arroyo abandonado), 7: Relieve residual del Cabeza de Ranas.
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A: Anticlinal de El Cardoso-Alto Jarama (bloque levantado), B: Sinclinal de Majaelrayo (fosa tectónica), C: Anticlinal del Ocejón (bloque levantado).

                                                     

CONCEPTOS CLAVE:

-Paleozoico.
-Cordillera Hercínica.
-Materiales metamórficos.
-Plegamientos.
-Estructura anticlinal y sinclinal.
-Orogenia Alpina.
-Fosa tectónica.
-Relieve apalachense.
-Falla estructural.
-Depósitos de raña.
-Abanicos aluviales.



martes, 4 de marzo de 2014

LA CUENCA ALTA DEL SORBE: UN ENCLAVE EUROSIBERIANO

Ocurre a menudo, que cuando recibes unas visita lo primero que te comenta es…<<esta es otra provincia>> a lo que suelo responder…<<vivimos en lo más al Sur del Norte>>. Y no les falta razón, ya que la cuenca alta del Río Sorbe posee unas condiciones climatológicas, botánicas, paisajísticas y de aprovechamiento antrópico, muy diferentes a las del resto de territorios que abarca la comarca del Macizo de Ayllón.

Pero, ¿Qué hace tan diferente a esta subcomarca para que haya que recorrer muchos kilómetros hacia el Norte si queremos encontrarnos con un espacio geográfico de características similares?


En primer lugar, la cabecera del Sorbe se encuentra enmarcada de Noroeste a Sureste por un arco de sierras de pizarra y cuarcita. Son las sierras de Tejera Negra (Pico Buitrera 2046 m.), del Robledal (Cerro del Campo 1933 m.) y del Alto Rey (Mojón Cimero 1823 m. y Santo Alto Rey 1858 m.).
Resulta curioso el hecho de que estas alineaciones montañosas marcan la divisoria entre las vertientes norte y sur  de la Cordillera Central, pese a no coincidir con la línea de la divisoria de aguas de las dos submesetas castellanas. Así pues, la cuenca alta del Sorbe forma parte a efectos botánicos y climatológicos de la cara norte de la Cordillera y sin embargo, vierte sus aguas hacia la Submeseta Sur.  
Oriundamente este territorio vertía sus aguas hacia el Norte; hacia la Cuenca del Duero. Pero finalmente, al Río  Sorbe le resultó más fácil el abrirse paso a través de las sierras paleozoicas situadas al Sur, antes que hacerlo a través de las parameras cretácicas situadas al Norte y así es como a día de hoy, este río vierte sus aguas hacia la Cuenca del Tajo.

A diferencia de lo que ocurre en el resto de toda la vertiente norte de la Cordillera; con un pronunciado descenso de las laderas desde la línea de cumbres hasta las llanuras de la Cuenca del Duero (por ejemplo en Riaza o en La Granja de San Ildefonso), en el caso de la sierra del Alto Rey no existe tal pronunciado descenso hacia la Submeseta Norte. Como dijimos anteriormente, las aguas del Sorbe y sus afluentes se encontraron con la paramera cretácica de la Sierra de Pela; una elevada plataforma de caliza situada a 1400-1500 metros de altitud y cuyos pueblos circundantes (Cantalojas, Galve de Sorbe, los Condemios, Campisábalos en plena paramera, Grado del Pico…) se sitúan la mayoría de ellos a más de 1300 metros de altitud.

 
Amplia vaguada con extensas praderas de gran humedad. Situada en el contacto entre la paramera y la Sierra del Alto Rey,posee una importante vocación para la práctica de la ganadería extensiva. En el centro,  Castillo de Galve de Sorbe



La primera consecuencia que tiene la existencia de esta especie de “tapón natural” que conforma la paramera de la Sierra de Pela, frente a la cara norte de las montañas, es el contribuir a generar un peculiar microclima local marcado por rigurosos inviernos de frecuentes nevadas y veranos cortos y frescos. Por así decirlo, una tierra elevada frente a una alineación montañosa.

Por otra parte, la Sierra de Tejera Negra en particular, recibe los mayores aportes de precipitación de todo el Macizo de Ayllón. La peculiar orientación de estas montañas, permite la entrada directa de las masas de aire frío y húmedo procedentes del NW, al igual que la de los vientos ábregos del SW. Estos últimos proceden del Atlántico y barren toda la vertiente meridional de la Cordillera Central.

Las nubes cargadas de humedad, se quedan frecuentemente “enganchadas” en los cordales montañosos de Tejera Negra y en menor medida en el cordal de la Sierra del Alto Rey.
Si tomamos como referencia la línea de cumbres de Tejera Negra, las precipitaciones disminuyen paulatinamente hacia el Este y en las sierras del Alto Rey y la de Pela, la vegetación se va continentalizando gradualmente; pasando de bosque de hayas y robles a pinares silvestres.

El particular relieve de la cabecera del Sorbe, unido a unas condiciones climatológicas específicas, favorecen la destacada presencia en este territorio de especies de flora y fauna propia de ambientes húmedos de carácter atlántico y/o alpino; en definitiva de especies eurosiberianas a latitudes muy meridionales y de acusada continentalidad.

La Sierra de Tejera Negra, es conocida precisamente  por contar con hayedos a una latitud muy meridional. Pero sobre todo hemos de tener en cuenta el ambiente continental en donde se encuentran estos bosques de hayas; al ser precisamente el haya una especie de carácter atlántico.
El nivel superior de las cumbres de Tejera Negra, supone igualmente uno de los límites meridionales para la asociación del brezo con arándano.   
A ello hay que sumar la presencia de bosquetes de Quercus petraea, tembloneras, abedulares, tejedas, acebedas,…sin olvidarnos de la importancia que tienen las formaciones de melojar húmedo.


Abruptos escarpes de Tejera Negra. Las elevadas precipitaciones y las frecuentes nieblas de relieve, permiten la presencia de unos bosques tan exigentes en humedad como lo son los hayedos
                           


En la vertiente norte de la Sierra del Alto Rey domina otra formación de bosque eurosiberiano, pero ésta de ambientes más alpinos y por lo tanto mas fríos y secos: el pinar silvestre. En dichos pinares abundan las turberas y las comunidades de suelos temporalmente encharcados y en donde se localizan importantes especies de flora amenazada.

La paramera de la Sierra de Pela es terreno de eriales y de espinedas arbustivas, pero igualmente de pinares silvestres; salvo que a diferencia de los anteriores, estos se desarrollan sobre suelo calizo.

Pinar eurosiberiano en la cara norte de la Sierra del Alto Rey a 1800 metros de altitud.  El pino silvestre es una especie montana capaz de soportar fuertes nevadas y fríos intensos
                     


Y en el contacto entre la caliza de la Sierra de Pela y el silíceo de las Sierras del Alto Rey y Tejera Negra, hay una banda longitudinal de amplias vaguadas sobre suelos arcillosos y de areniscas. Es el entorno en donde se localizan la mayoría  de los pueblos del Alto Sorbe y posee un paisaje único tanto a nivel comarcal como a nivel provincial; con grandes extensiones de praderas, abundantes ríos y arroyos, cercados tradicionales de piedra y una importante cabaña ganadera de vacuno y ovino.
Hay toda una variadísima tipología de praderas: prados de siega, prados de diente, prados húmedos, prados cervunales, prados higroturbosos,...e igualmente toda una cultura asociada a la ganadería y a la siega de los prados.
No menos importante es el valor paisajístico de estas praderas durante  su floración primaveral y por supuesto su valor ecológico, al contar con importantes especies de flora amenazada propia de ambientes húmedos eurosiberianos.


A: Parameras de la Sierra de Pela, B: Eje de las sierra que cierran la cuenca del Alto Sorbe,  C: Hoz del Sorbe y su salida de la cuenca de cabecera hacia el Sur, D: Entrada de las masas de aire frío del NW, E: Entrada de los vientos ábregos.




                                       








martes, 28 de enero de 2014

EL MODELADO GLACIAR EN LAS CUMBRES DE LA SIERRA DE AYLLÓN


            En la Europa alpina se han reconocido hasta un total de cuatro glaciaciones cuaternarias que la ciencia decidió designar con el nombre de cuatro ríos de Baviera: Günz, Mindel, Riss y Würm.
La última de todas, la glaciación Würmeriense finalizó hace escasamente unos 10.000 años, dejándonos huellas perfectamente visibles en las más elevadas cumbres de nuestra Cordillera Central.

            Hay una serie de reglas fundamentales que hemos de tener en cuenta para poder interpretar los testimonios glaciares presentes en la Sierra de Ayllón. En primer lugar, dada la posición tan meridional que ocupa la Península Ibérica, se estima que el límite de fusión de las nieves durante aquel período glaciar se situaba para la Sierra de Ayllón en torno a los 1900 metros de altitud.
Lo cual significa que por encima de esta cota altitudinal toda la nieve que se acumulaba permanecía de unos años a otros. 
Si tenemos en cuenta que los glaciares para su constitución precisan de, como veremos más adelante, un área relativamente importante de acumulación de nieve, ello nos conduce a montañas que se aproximen como mínimo a los 2100 metros de altitud. Por lo tanto, en la Sierra de Ayllón tan sólo hubo glaciares en el macizo de cumbres que rodean al Pico del Lobo (2274 mts.) y en la Sierra Cebollera (2129 mts.).

            Otro factor muy importante a tener en cuenta es la relación directa entre la dirección de los vientos dominantes y la propia orientación topográfica que presenten las altas montañas. El viento barre la nieve recién caída y la va acumulando en grandes cantidades a sotavento; es decir justo al lado contrario de donde procede el viento portador de las precipitaciones en forma de nieve.
Los vientos fríos y húmedos dominantes durante el período Würmeriense tuvieron una marcada componente Noroeste-Oeste y es por ello por lo que, salvo en dos casos excepcionales, todos los glaciares que hubo tanto en la Sierra de Ayllón como en la vecina Sierra de Guadarrama, tienen una orientación Este (bien sea Nordeste, Este o Sudeste).


Vertiente Este de la Sierra Cebollera: de dcha. a izqda., circos glaciares de La Garganta y Peña Cebollera y nichos glaciares del Tempraniego y Hoyo Grande. Todos ellos situados a sotavento. Se aprecian los escalones de las morrenas que indican etapas regresivas de los glaciares y las pinzas de cangrejo de las morrenas terminales.

  
                              

            No menos importante es el papel que jugó la exposición a la insolación en el desarrollo de los antiguos glaciares. La orientación Este e incluso Sureste de los glaciares ayllonenses, condicionaba su desarrollo dada la fuerte exposición solar a la que se veían sometidos. Este destacado factor limitante nos lo muestra  el relieve actual con la asimetría que presentan tanto sus circos glaciares como sus morrenas. Por así decirlo, el espesor de estos glaciares no era uniforme en toda su superficie ya que buena parte de la masa de hielo tenía una orientación de solana.

Pero, ¿como se forma un glaciar? La nieve recién caída contiene mucho aire y su densidad es débil. Una vez que es transportada por el viento y acumulada a sotavento, sufre varios procesos de amontonamiento, fusiones y rehielos sucesivos que lo convierte en hielo de nevé o nevero.
Si tras muchos años el nevero no llega a fundirse, este se convierte en hielo propiamente dicho y su densidad es mucho mayor. Y si tras muchos mas años todavía los aportes de nieve continúan siendo importantes, el hielo comienza a desplazarse mecánicamente como una gran masa y por lo tanto comienza a erosionar y a moldear el relieve.

Llegados a este punto, es importante definir a los glaciares de la Sierra de Ayllón. Estos eran glaciares de circo; es decir que excavaron su área de alimentación pero no llegaron apenas a descender por las laderas.

¿Y de que partes consta un glaciar de circo y que huellas nos han dejado en el presente los extinguidos glaciares ayllonenses?


Escarpes verticales del Pico del Lobo y circo mayor de Hoyos Duros. El movimiento plástico de la masa de hielo desprendía las rocas de los cortados y las iba arrastrando hacia el centro de la cubeta del circo en el sentido de la pendiente. A su vez la cubeta era lentamente vaciada, quedando la forma cóncava que se aprecia en la fotografía.


               

a) El circo glaciar es el área de acumulación de nieve y lo constituye una depresión semicircular flanqueada por paredes rocosas abruptas.

b) La presión del hielo arranca las rocas de los escarpes del circo y dichas rocas a posteriori son desplazadas por la propia masa de hielo. Como resultado, los escarpes suelen presentar agudas aristas rocosas.


Este aparente caos de bloques son en realidad morrenas de retroceso que nos indica diferentes etapas regresivas del glaciar. En las paredes verticales que cierran el circo glaciar se aprecian pronunciadas aristas moldeadas por la masa de hielo que desprendió y arrastró fragmentos de roca.
                 

                  

c) El fondo del circo es una cubeta de fondo plano o ligeramente excavada y al ser el área de mayor excavación, alberga terrenos cenagosos y en ocasiones  lagunas.

d) En dos circos glaciares del Macizo del Lobo y en otro de la Sierra Cebollera hubo sendas lagunas glaciares. Dada su escasa profundidad, su proceso de colmatación ha sido muy acusado y en la actualidad tan sólo se puede reconocer una laguna glaciar bastante colmatada de sedimentos.


Laguna glaciar del Lobo, situada en el fondo de la cubeta del circo y actualmente muy colmatada de sedimentos. Al fondo se aprecia de nuevo el cuchillar de agudas aristas rocosas que cierran el circo. 


                                                                 
e) En los glaciares de circo, la masa de hielo realizaba un corto desplazamiento y depositaba las rocas que transportaba en una serie de acumulaciones de bloques conocidas como morrenas terminales y cuya forma se asemeja a las pinzas de un cangrejo ya que era el punto donde se frenaba bruscamente la lengua de hielo depositando todo el material arrastrado. Las rocas transportadas por la lengua de hielo eran moldeadas de tal manera, que en los depósitos morrénicos que vemos hoy en día nos encontramos con cantos rodados similares a los de los lechos de los ríos. Estas morrenas marcan el período de máximo avance glaciar y en el cual, gracias al propio empuje del hielo, los glaciares descendieron incluso por debajo del límite altitudinal de las nieves perpetuas.


Morrena terminal que marca el límite de máximo avance del glaciar y lugar en el cual se depositaban los materiales arrastrados por el hielo. Se aprecia perfectamente como las rocas que transportaba el hielo fueron pulidas y redondeadas. En aquel momento de máximo glaciar, la lengua de hielo descendió por debajo incluso del límite de las nieves perpetuas.

                   

f) Tras este momento álgido, los glaciares ayllonenses comenzaron a retroceder paulatinamente hasta su total desaparición. Su gradual retroceso es perfectamente apreciable con la presencia de cortas morrenas glaciares de retroceso, indicando cada morrena una etapa de retroceso glaciar diferente.




Cubeta del circo mayor de Hoyos Duros en toda su extensión, con los escarpes verticales que lo rodean, las morrenas de retroceso, la laguna glaciar y un nevero actual que de nuevo nos indica la dirección de los vientos dominantes.



                  

En el Macizo del Lobo hubo un total de cinco glaciares y en la Sierra Cebollera hubo otros dos. Como hemos mencionado anteriormente, casi todos poseían una orientación Este, salvo el antiguo Glaciar de Cerezo, sobre la estación de La Pinilla y de orientación Norte. En este caso, los abruptos desniveles del Circo de Cerezo impidieron el arrastre de la nieve a sotavento.


Circo glaciar de Cerezo; único glaciar que estuvo orientado al Norte gracias a la gran pendiente del circo que evitó que la nieve fuera barrida. Destacan sus  agudas aristas verticales y sus escalones morrénicos
  



En la vertiente Este del Pico del Lobo, hubo dos glaciares contiguos en los circos de Hoyos Duros y es en donde podemos encontrar el mejor muestrario de geomorfología glaciar. En Las Peñuelas hubo otro glaciar y especialmente significativo fue la presencia de un glaciar en El Rocín, con una orientación muy de solana y a relativa poca altitud. Sin duda, el viento del NW barría la nieve del Pico del Lobo acumulándola en el Circo del Rocín.

Los dos circos glaciares contiguos de la Sierra Cebollera, se encuentran sobre litología granítica y tienen muy bien marcados los escalones de las sucesivas etapas regresivas del hielo. Uno de ellos, el Glaciar de La Garganta, llegó a descender bastante por debajo del límite de las nieves perpetuas.


Circo glaciar de La Garganta en la cara Este de la Sierra Cebollera. Al tratarse de materiales graníticos, las etapas regresivas del glaciar quedaron delimitadas por los propios afloramientos rocosos. Se aprecia perfectamente una de las morrenas terminales y el fondo plano de la cubeta del circo.


    
Refiriéndonos precisamente al límite altitudinal de las nieves perpetuas, en todas las montañas de la Sierra de Ayllón que superaban los 1900 metros de altitud hubo igualmente importantes acumulaciones de nieve, llegándose a formar hielo de nevé. Sin embargo al contar estas montañas con menor altitud y/o diferente orientación, no se llegó a acumular el volumen de hielo suficiente como para empujar la masa y desplazarse por medio de una lengua.
Por lo tanto no llegaron a ser glaciares propiamente dichos y no dejaron depósitos de morrena, pero igualmente cuentan con circos de acumulación de nieve y algunos de tamaño tan grande como los propios circos glaciares. Son los circos de nevé o nichos de nivación (nichos glaciares). Destacan por su tamaño y singularidad los de la Sierra Cebollera, los del Cervunal y El Cerrón en el Macizo del Lobo, los de  La Buitrera y el Alto Parrejón en Tejera Negra y el de la vertiente norte del Pico Ocejón.



CONCEPTOS CLAVE:

-Última glaciación cuaternaria o Würmeriense.
-Límite de nieves perpetuas.
-Acumulación de nieve a sotavento.
-Orientación Este de los antiguos glaciares y exposición solar.
-Erosión glaciar asimétrica.
-Hielo de nevé.
-Glaciares de circo.
-Circo Glaciar.
-Escarpes del circo.
-Cubeta del fondo del circo.
-Lagunas glaciares.
-Morrenas glaciares terminales.
-Morrenas en fase de retroceso.
-Nicho de nivación (nicho glaciar).


lunes, 16 de diciembre de 2013

UN SENTIMIENTO DE VIDA EN LIBERTAD:


Es un típico amanecer otoñal junto al gran río de la meseta. Vengo de alimentarme de uvas en unos viñedos cercanos y ahora me dirijo hacia mi refugio.
No ha sido una buena noche y pese al amparo de la densa niebla, no he conseguido capturar ninguna presa.
Mi escondite es un agujero en una duna arenosa situada en mitad de una extensa foresta de pino piñonero.

Ahí están de nuevo esos dos seres extraños. Me vigilan constantemente y se creen que no les veo, pero realmente están muy mal escondidos.
Se han construido una choza de ramas con vistas a mi agujero y se pasan largas horas observando mis movimientos.
Parecen inofensivos, a pesar de que hace dos lunas me capturaron para ponerme un collar.

Pero ellos son los que menos me preocupan. Aquí hay bastante alimento es cierto, pero se organizan demasiadas batidas y a menudo me siento acorralada. A todo esto, todavía no me he presentado: me llamo Lupina y me gano la vida sobreviviendo en un mundo hostil y en donde se nos acorrala y se nos persigue constantemente.
Ahora tengo compañero y sentimos la llamada del gran misterio de la vida para fundar una familia.
No nos importa recorrer grandes distancias en busca de alimento y hacemos incursiones nocturnas por diversos territorios en busca de presas.

Últimamente frecuentamos un territorio montañoso situado al Sur. Es un terreno quebrado y pizarroso y en él abunda la caza.
Y tras muchas exploraciones, finalmente hemos decidido construirnos un nuevo refugio en esta agreste y apartada sierra.

Por fin he dado a luz; tres vástagos hambrientos a los que alimentar. Los inviernos son muy rigurosos aquí y la nieve cubre con su manto blanco todas estas montañas.
Por fortuna, hay mucho corzo del que alimentarse, y también jabalí.

Nuestro nuevo agujero se encuentra en un apartado y sombrío barranco, dentro un pinar silvestre poco aclarado. El estrato arbóreo más bajo está compuesto por melojos, arraclanes, acebos y mucho brezo.
A ras de suelo abundan los arándanos, las frambuesas y las fresas silvestres y una gran herbácea: el acónito matalobos; bueno ese nombre mejor lo omitimos.

Nuestro nuevo territorio de caza es muy extenso y agreste. Abundan las hoces con escarpes rocosos y pedreras.
Hay muchos ríos que forman cristalinas pozas y por doquier hay una densa vegetación compuesta por bosques de pinos, robles, hayas, encinas,....

La vida que llevamos aquí es aparentemente tranquila y nuestra camada disfruta de una libertad plena y sin la presión humana de otros territorios.
De nuevo han vuelto a aparecer los seres extraños. Desde que me pusieron el collar tengo la sensación de que me siguen a todas partes. Siempre portan extraños artilugios y ahora se fijan especialmente en mis cachorros. Pero por suerte son del todo inofensivos.
En estas montañas también abundan las extensas praderas y hay mucha ganadería. Nuestra relación con el mundo de la ganadería es un poco tensa.
Nosotros tenemos que sobrevivir y tenemos una familia que alimentar y a veces no podemos resistir la tentación. Sobre todo cuando nos lo ponen demasiado fácil.

La mayoría de los seres humanos se han pasado toda la vida destruyendo nuestro espacio vital. Yo pienso que ambas especies podemos convivir en el mismo territorio. Nosotros no entramos en su mundo civilizado, pero tampoco hay derecho a que ellos invadan el nuestro.
Bueno, son reflexiones a la luz de la Luna lo único importante es la lucha diaria por la supervivencia.
Uf, nos tenemos que esconder que se acercan seres humanos acompañados por perros.
Por fortuna no son cazadores. En realidad a esta familia ya les conocemos bien y nos los hemos encontrado ya varias veces.

Nos pasamos la vida escondiéndonos y al acecho. La supervivencia de nuestra especie pasa por el sigilo y la cautela. Nunca podemos correr riegos; nos conducirían a una muerte segura.
Mis crías ya se van haciendo mayores y parece que lo más crudo del invierno ya se ha pasado.
Una persecución tras un corzo me ha acercado a un elevado cordal montañoso. Al otro lado se divisa
una pequeña llanura rodeada de montañas.

Caminando sobre la nieve siento la llamada de la naturaleza y me pongo a aullar. Es un aullido melancólico pero a la vez un aullido de libertad; aunque corro el riesgo de ser oída desde aquellos pequeños pueblos que se ven allí abajo.
El viento me trae ahora un nuevo rastro y vuelvo a internarme en las sombras.

Mientras los seres humanos permanecen encerrados entre luces y asfalto, nosotros tratamos de sobrevivir en el reino del silencio y la única frontera que conocemos es allí donde se termina la libertad.


Lámina propiedad de la Asociación Lobo Marley

                                                 


Este relato ha sido realizado a petición de una grandísima amiga y está dedicado tanto a ella misma como a los supervivientes de la especie Canis lupus signatus. Y de hecho la finalidad del relato no es otra que la de colaborar con la asociación Lobo Marley (marleylobo.blogspot.com/) en su lucha por la defensa del lobo ibérico.